MÉRIDA, Yucatán, jueves 21/03/19.- El grupo denominado “Consejo Maya del Poniente” interpuso una denuncia contra quien resulte responsable por posibles daños al ambiente en los municipios de Kinchil, Hunucmá, Sisal y Celestún, los cuales serían propiciados por la operación de una granja porcícola ubicada en esta zona.

En rueda de prensa, el integrante de este consejo, Carlos Yamá Ventura, aseguró que la denuncia se interpuso ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semernat), así como la Secretaría de Desarrollo Sustentable de Yucatán, instancias a las que exhortó a verificar la situación del complejo operado por la empresa Kekén.

Según el también apicultor, la granja pone en riesgo los recursos naturales de la zona poniente del estado, principalmente el agua, así como actividades productivas como la apicultura y la ganadería.

Precisó que unos 16 apiarios quedaron dentro de este complejo, lo que inició un litigio entre la empresa y los productores. Lo que también mantiene una lucha interna porque comparten el terreno.

Por su parte, Carmen Ventura Quintal, reiteró que el consejo se organizó ante la necesidad de defender el monte de la contaminación que representa la granja, la cual fue avistada por los propios productores.

“Si no lo hubiéramos visto no lo sabríamos, por eso decidimos integrar el consejo compuesto por amas de casa, apicultores y ganaderos. Queremos que los jóvenes se integren para que sepan que está ocurriendo. Necesitamos saber la verdad, el origen de los permisos y todo lo relacionado. Vamos defender nuestro monte, nuestra salud, nuestra vida”, dijo.

Por otro lado, Alberto Rodríguez Pisté, miembro del grupo, aseguró que el vertido de aguas negras con excretas de la granja, ha afectado el palo de tinte, pues acusa de que a través de un sistema de tuberías se descarga agua que no se puede tratar en el complejo, lo cual desprende un olor fétido y que forma lagunas de aguas negras.

“Este sitio se encuentra a 7 kilómetros del cárcamo de agua de Celestún. Creemos que está agua podría ser conducida al sitio y tememos que ocurra. Podría dañar la economía pesquera y turística del puerto, así como la vida de los pobladores”, aseguró.

“Nadie nos consultó sobre la granja. Queremos saber quién autorizó los permisos, si realmente se hizo un manifiesto. Están atentando contra la vida, la economía, el turismo. Nos inquieta y nos asusta”, sentenció.

A su vez, Orbelín Montiel Cortés, abogado del grupo Indignación, quien apoyará legalmente al grupo, mencionó que no hay claridad en los permisos que tiene la granja para operar, al tiempo que adelantó que en breve se tendrá que conocer las acciones que se implementarán con la denuncia.

“Las autoridades tendrían que ordenar una inspección para cerciorarse de la situación de este lugar y están obligadas a brindar información. Los vecinos han documentado la situación y se interpondrá una denuncia ante la FGR por daños ambientales”, explicó.

Cabe recordar que en enero pasado, vecinos de Kinchil denunciaron que la granja contaminó con aguas negras una aguada del sitio, además de que los residuos aquejan a los productores.

El proyecto en cuestión, se trata de un complejo con 4 naves en las que se encuentran unas 6 mil lechonas en cada una, las cuales producen hasta 10 mil cerdos.

Según información proporcionada por la empresa Kekén, los residuos generados por la granja son tratados mediante una biobolsa, así como por una laguna de oxidación para liberarlos de residuos sólidos y el agua es usada para riego, mediante ramales distribuidos en un área del complejo.

Los días 11 y 16 de enero, personal de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) de Yucatán acudieron a dicho complejo a realizar una verificación de conformidad con una orden de inspección, para dar cuenta del cumplimento de las normas referentes al riego de aguas y a las construcciones nuevas dentro del predio.

Durante la inspección, el personal de Profepa constató que los equipos e instalaciones de la empresa operan en condiciones satisfactorias, lo cual quedo asentado en el acta.

Asimismo, señala que los inspectores no observaron fugas o filtraciones de las tuberías que conducen las aguas residuales, además de que constataron que el agua que se utiliza para el riego, es inodora, es decir no presenta olor alguno.