MÉRIDA, Yucatán, domingo 18/11/18.- Guillermo Couoh Chi es tan violento que no sólo agrede física, verbal y emocionalmente a su familia, sino hasta al perro de la casa le tocó sus buenas patadas y como aún no estaba satisfecho, le aventó un envase de misil al más pequeño de sus hijos, con tan mala puntería que le dio en el rostro a su mujer que tuvo una grave herida.

Es por eso que ahora la juez de control Ileana Georgina Domínguez Zapata le impuso la medida cautelar de presión preventiva cautelada por todo el tiempo que dure el proceso.

Couoh Chi está acusado de los delitos de violencia familiar (2) y lesiones calificadas.

Será vinculado a proceso el 20 de noviembre.

Los hechos se dieron el 8 de noviembre, poco antes a las 20:30 horas, cuando Guillermo Couoh llegó al domicilio que habita, ubicado en la calle 20-A carretera Temozón, donde vive con su esposa e hijos de 16, 15 y 14 años de edad, respectivamente.

Cuando llegó aporreó la puerta de la entrada, con el fin de infundirle miedo a sus hijos que se encontraban en el predio.

Sin embargo, el más jovencito de los muchachos, que se encontraba en un cuarto con su madre, al escuchar esto le dijo a su progenitora que no se levantara y continuara durmiendo.

Minutos después, la querellante entre sueños comenzó a escuchar los gritos de su marido que le preguntaba a su hijo de forma intimidante en dónde se encontraba “su madre”, contestándole el menor que estaba durmiendo y que no la molestara.

Ello no le agradó al sujeto que comenzó a discutir con su hijo y para desquitar su furia pateó al perro del menor.

Sin otra, la mujer decidió levantarse en atención que seguía discutiendo con su hijo, ubicándose ella en ese momento en la puerta del cuarto y en eso su hijo empujó del pecho a su padre, para que no se fuera encima de su mamá.

Molesto, agarró una botella de cerveza de misil y se la lanzó a su hijo, quien logró esquivar dicho impacto, al igual que su hermana.

La botella le dio en la cara de la señora, quien cayó al suelo y perdió el conocimiento.

A la agraviada se le produjeron lesiones que tardan en sanar más de 15 días con secuelas pendientes por valorar.

Cuando reaccionó escuchó a su hijo llorar y a su hija asistiéndola, los cuales la sacan a la puerta de la casa y la sientan en una silla, para luego llegar la policía.