MÉRIDA, Yucatán, jueves 30/08/18.- Familiares y amigos se despidieron al pequeño Saulo Rivera, de 12 años, quien falleció la noche del martes al ser atropellado por un conductor ebrio.

Al rededor de las 11:30 de la mañana, el cortejo fúnebre llegó a la parroquia La Guadalupana, donde el presbítero Pedro Echeverría ofició una misa de cuerpo presente y pidió consuelo para los familiares por la terrible pérdida. También exhortó a los demás fieles a orar por la recuperación de los otros niños.

Después de la celebración religiosa, trasladaron el cuerpo hasta la primaria Sebastián Molas, lugar del cual el menor se había graduado hace apenas dos meses.

Los docentes rindieron un homenaje ante cientos de niños, padres de familia, maestros y diversos medios de comunicación, a quienes se les pidió un minuto de silencio y un minuto de aplausos en memoria del pequeño.

Víctor, su exmaestro, dirigió unas palabras de despedida para Saulo, pero no pudo evitar llorar al recordar las cualidades que tenía.

“A pesar venir de una familia humilde, pude constatar junto con sus compañeros que siempre se caracterizó por ser muy servicial”, expresó.

El docente recordó que era un niño que asistía todos los días a la escuela, con el pantalón rasgado, pero siempre bien fajado, su camisa bien metida en el pantalón y su cabello corto.

El director de la escuela también dio unas palabras en memoria del alumno, quien en muchas ocasiones iba a la dirección. En vez de regañarlo, dijo, le daba consejos y siempre estaba en la mejor disposición de colaborar.

Posteriormente, sus excompañeros y su exdocente pasaron rápidamente al ataúd para despedirse del pequeño.

Luego, el cortejo se dirigió a la casa en donde por muchos años vivió el niño antes de seguir su camino rumbo al cementerio Jardines de la Paz, en donde se le dio el último adiós entre llantos.

Fueron cientos de personas, entre conocidos, familias y amigos los que acompañaron al pequeño hasta su última morada.