VALLADOLID, Yuc., 05/06/18.- Gente de Chemax está preocupada por bandas de vándalos que estando ebrios y drogados realizan peleas todos los fines de semana; mencionan que muchos son de Quintana Roo y vienen a visitar a sus familias pero traen esas malas mañas que aprenden de esos sitios.

 

En la cabecera, cuando menos en tres ocasiones en menos de tres meses se han registrado enfrentamientos de bandas, e incluso varios de los implicados han sido detenidos por policías estatales, que llegan a la comunidad tras recibir el reporte de los desmanes.

En Xcan, una de las comisarías grandes del municipio, se conocen al menos seis pandillas, distribuidas principalmente en el norte, centro y sur de la comunidad, y las cuales se enfrentan de modo constante.

La noche del domingo, en la comisaría de Catzín, hubo un enfrentamiento a pedradas entre “Los sureños” y “Los norteños” en la carretera federal libre que va hacia Cancún, la cual atraviesa la comunidad.

Siempre en la noche, la Policía Estatal recibió un reporte en el sentido de que gente de la comunidad habría bloqueado la carretera federal con piedras, de manera que se movieron varias patrullas al sitio.

Sin embargo, en realidad se trataba de un enfrentamiento a pedradas entre bandas rivales de la comunidad, cuyos integrantes se dispersaron por diversos puntos al saber que la Policía estaba en camino. Los jovenzuelos se escondieron en sus casas.

A decir de la Policía, lo anterior dificulta su actuación, pues las mismas familias de los vándalos los defienden y se niegan a proporcionar información a los agentes sobre su paradero.

Tras el enfrentamiento del domingo, decenas de piedras quedaron sobre la carpeta asfáltica como testigos mudos del pleito. Los policías y algunos vecinos se encargaron de retirarlas, para no afectar a los conductores y prevenir riesgos a los habitantes del lugar.

Los vándalos, muchos de los cuales llegan de Cancún a visitar a sus familiares, empiezan a beber desde temprana hora y cuando cae la noche se comienzan a suscitar los enfrentamientos.

Los policías de la comunidad no intervienen por temor a que les avienten piedras. Si el problema persiste, prefieren pedir apoyo a la Policía Estatal.

En el caso más reciente, cuando los uniformados llegaron los grupos de vándalos ya se habían retirado.

Los agentes localizaron a varios sospechosos, pero no pudieron detenerlos porque estaban en sus casas, protegidos por sus familiares.

La gente de la comunidad con dificultad informa sobre el asunto. “Tenemos miedo de que luego ellos vengan a nuestras casas para hacernos daño. Mejor nos quedamos callados”, dicen.