Con más de 130,000 firmas recabadas en una campaña de alcance global, una de las más importantes organizaciones internacionales de protección animal estrecha el cerco alrededor del Torneo de Lazo, espectáculo cruel y sangriento en el que caballos son destripados.

El brutal festejo, penosamente originario de Yucatán y con gran arraigo en el interior del Estado, es una especie de rodeo en el que un grupo de jinetes lazadores corre detrás de un toro. Como es de esperarse porque van expuestos, sin ningún tipo de protección, muchos caballos son gravemente heridos en el vientre y agonizan lentamente con las vísceras de fuera y en medio de los gritos de euforia de los asistentes, entre ellos muchos niños.

Antón Aguilar García, director ejecutivo de Humane Society International (HSI) México, y Felipe Márquez Muñoz, gerente del Programa contra la Crueldad Animal, entregarán hoy al diputado Josué Camargo Gamboa, presidente de la Comisión de Medio Ambiente del Congreso local, una propuesta de reforma a la Ley para la Protección de la Fauna de Yucatán que busca dejar bien definida la prohibición del polémico festejo y las firmas de apoyo a la causa.

Aunque esa ley establece que toda persona tiene la obligación de brindar un trato humanitario a cualquier animal y considera maltrato o crueldad acciones u omisiones, como el abandono, que le provoquen un deterioro físico o emocional, tiene una laguna que la vuelve inoperante en este caso.

Huecos legales

“No es que la ley sea letra muerta, lo que pasa es que en su artículo 42 da facultad a los municipios para autorizar espectáculos con animales si son tradicionales o son parte de los usos y costumbres de la comunidad”, dice Antón.

Y ahí es donde se han escudado los municipios, pese a que no existe ninguna justificación: el Torneo de Lazo no es tradicional, no forma parte de algún rito ancestral ni de las costumbres populares, ni siquiera es un festejo. Es un negocio nuevo, perverso y lucrativo, y esa es precisamente la mayor dificultad en esta cruzada por su prohibición, hay mucho dinero en juego.

La reforma busca prohibir explícitamente cualquier espectáculo taurino en el que los caballos estén expuestos a ser atacados, embestidos y eviscerados, señala Antón, quien insiste en la “ilegalidad” del evento.

Los representantes de HSI se entrevistaron ayer con la diputada Celia Rivas Rodríguez, presidenta de la mesa directiva del Congreso, y hoy debe recibirlos el presidente del comité legislativo de Medio Ambiente.

Mala propaganda

Este espectáculo salvaje no sólo hace apología de la violencia y daña el tejido social, sino que además difunde al exterior una imagen brutal y salvaje de Yucatán, como lo confirma la campaña de HSI, que recogió firmas de numerosos países.

“Lamentablemente los vídeos le han dado la vuelta al mundo. Son imágenes fuertes y provocan escozor”, señala Antón, quien pese a que sabe que está ante un reto difícil tiene mucha confianza porque es un tema sensible para la sociedad.

“El 95% de los mexicanos se opone a la crueldad con los animales y cree que las personas que los dañan deben ser castigadas”, dice.

“En el tema del Torneo de Lazo es particularmente preocupante que los niños estén expuestos a la violencia y sufrimiento que conlleva este tipo de espectáculos. Yucatán no debe permitir que la crueldad con los animales perjudique la imagen del Estado y dañe la industria del turismo”.

“Exhortamos al Congreso estatal a tomar una postura compasiva y prohibir este espectáculo cruel”, finaliza.— Mario S. Durán Yabur

 

Alcance global HSI

Humane Society International tiene presencia en más de 50 países de cinco continentes.

En México

En México, a donde llegó hace tres años, ha enfocado sus esfuerzos principalmente en temas de cabildeo legislativo, para tratar de fortalecer las leyes de protección, aunque también trabaja directamente con los animales.

Todos los animales

Es de las pocas organizaciones internacionales que trabaja para proteger a todos los animales: de laboratorio, de producción, de compañía y vida silvestre.

Cultura de la compasión

HSI cree que la compasión hacia los animales es una condición humana natural, indistintamente de la cultura, la situación económica o el sistema político.