MÉRIDA.- (El Grillo Mayor) Si Enrique Goff Alloud es designado vicefiscal antincorrupción lo primero que haría es caer en un conflicto de intereses y con esto manchar la imagen de tan importante figura.

Esto se debe a que al ser todavía el ombudsman de la mal afamada Comisión Estatal de Derechos Humanos del Estado de Yucatán (Codhey), tuvo conocimiento de muchas denuncias de corrupción de parte de funcionarios, sin que éstas hayan procedido.

En primer lugar, porque las instancias supuestamente defensoras de derechos humanos o de delincuentes sólo se concretan a emitir “recomendaciones” sin validez legal.

Ahora, después de haber tenido el conocimiento de estos casos, prácticamente estaría “contaminado” y, por ende, sus actuaciones en el ramo de la vicefiscalía anticorrupción no procederían en lo legal, porque con un simple amparo, se “tumbarían” todos los casos, por el “conflicto de intereses”.

Es innegable este hecho y más preocupante, porque los diputados, aparentemente, como abogados y conocedores del Derecho, han pasado por alto este pequeño “detalle”.

Y no es porque Goff Alloud no pueda con el paquete o porque siempre se ha caracterizado por su marcado oficialismo. No.

Es porque es una persona que no ha destacado por un carácter fuerte y enérgico, que debe ser una de las características principales para tener un encargo de semejante envergadura.

Además, habría que ver si conoce el sur de la ciudad y si se ha dado la vuelta por el Cereso meridano y los demás centros penitenciarios del Estado.

Se sabe, que nada más sus subalternos llegaban a hacer la chamba y él recibía los reportes, por lo que también la pregunta que cabe hacer es: ¿Ahora no le va a temblar la mano y más con los consejeros y magistrados del Poder Judicial del Estado, que se encuentran salpicados en innumerables actos de corrupción y de violación a los derechos humanos y laborales en contra de sus subalternos?