AUSTRALIA.- Un conductor de Uber pasó un embarazoso momento luego de confundir a su cliente con una sexoservidora cuando circulaba por Sídney, Australia.

 

A punto de llegar a su destino, la mujer con sudadera gris lo saludó y Dan se detuvo para dejarla subir y, aunque la llamó Chelsea, como la usuaria que lo había contactado, no comprendió lo que pasaba hasta que ella le preguntó si quería tener sexo.

Él la rechazó argumentando que tenía novia y la chica decidió bajarse del vehículo. Entonces, la verdadera cliente marcó para preguntarle a Dan dónde estaba y fue hasta allí que notó el lío en el que se había metido.