MÉRIDA.- (El Grillo Mayor) El ánimo vengativo de la contralora Silvia Comas Carrillo, que advirtió a su escaso personal que no se ande por los pasillos y no vaya al baño sin su permiso, para evitar que se filtre información de su departamento, se cumplió.

La víctima fue Adriana Pérez Cocom, que hace unos días fue comprar un refresco y se topó con un compañero y platicó brevemente con él.

Eso bastó para que le levantara un “acta administrativa” con un pretexto balín y la mandó desterrada a Kanasín.

Lo peor es que la afectada cuida a su nietecito, al que llevaba a una guardería cercana a su chamba, porque su mamá trabaja en un municipio. Cara de ángel, cuerpo de tentación y alma de diablo, por algo la quiere tanto Marcos Alejandro.

El 30 de septiembre publicamos que Silvia Comas Carrillo fue ascendida a contralora del Poder Judicial del Estado, en medio de irregularidades e inconformidades de trabajadores con más derechos.

Según información recabada, un viaje a México con el jefe Marcos Celis bastó para conseguir el ascenso, lo que se dio por la inexistencia de un escalafón o servicio civil de carrera.

Luego publicamos que, ante esta nota Silvia amenazó a su personas de no hablar con nadie y hasta para ir al baño le debían pedir permiso.

Recuerden, no se dejen, porque TODOS SOMOS GRILLO y si se agachan, los aplastan.