PROGRESO.- Artesanos afirmaron que sus ventas en los días llegada de cruceros han bajado considerablemente en estos últimos 17 años, pues antes vendían hasta 100 dólares, pero ahora sólo captan de 10 a 15 dólares.

Artesanos y comerciantes afirman que las bajas ventas se debe a la campaña negativa que se hace con los pasajeros de los barcos, ya que se les dice que “no se queden en la ciudad que hay mucho robo y violencia”, y añadieron que a la mayoría de los pasajeros se los llevan a Mérida, zonas arqueológicas, hotel Costa Club del Isstey, playas de Telchac y cenotes.

El tallador de madera Martín Mex a su vez dijo que hasta 2010, en un día de crucero sus ventas eran de 400 a 500 dólares (de $7,720 a $9,650, al tipo de cambio de ayer).

—Ahora hay días que no vendo nada, al igual que los demás artesanos y vendedores; sacamos el día con lo que compran canadienses que residen en esta ciudad.

El trovador Pedro Bobadilla comenta que hace 17 años, cuando comenzaron a llegar los cruceros, había solo dos trovadores que les cantaban a los pasajeros en la playa del malecón y restaurantes, y se ganaba hasta 100 dólares en un día.

—Pero luego, por la noticia de que Progreso se inundaba de turistas, llegaron más trovadores —añade—. Ahora hay siete y al que le va bien gana hasta 10 dólares; los otros ganan solo tres ($58).

Raúl Montor recuerda que cuando los cruceros comenzaron a llegar, él y otro prestaban el servicio de traslado de pasajeros a otros destinos turísticos de Yucatán.

—Pero luego se instalaron otros; incluso, hay un grupo de canadienses que, sin tener la autorización de Migración, da el mismo servicio, así que el pastel se divide entre más personas —dice.

¿Qué pasó? ¿Por qué en los últimos siete años se fue desplomando la afluencia de pasajeros en el puerto?, se les pregunta.

Los prestadores de servicios contestan que la situación cambió cuando comenzaron a llevar a los turistas a otros destinos turísticos.

Roberto Frías, originario de Huhí, quien vende collares  indicó que lo turistas que invaden  las playas son muy pocos entre unos 500 y a veces 1,000 pero gastan poco y responden —“No money, no money” cuando se les ofrece un producto, y cuando compran, regatean.