MÉRIDA.- En esta época de lluvias, cuando los peatones tienen prisa para llegar a sus destinos y mucha gente visita los comercios del Centro por el tiempo disponible en las vacaciones, no falta algún obstáculo sobre la acera que frene el desplazamiento rápido del peatón, que lo haga bajar de la banqueta o lo “apachurre” en algún momento de su caminata acelerada.
Uno de esos obstáculos permanentes son los vendedores que instalan pequeños puestos a la orilla de la banqueta, pegados a la pared de los negocios o en resquicios de establecimientos que les dan permiso.
Están dispersos en las calles donde el Ayuntamiento les ha permitido trabajar, pero en algunos casos rompen este acuerdo verbal porque ocupan esquinas de acera o paradas de autobuses donde caminar es de mayor riesgo y lento.
Aparentemente hay vendedores que se instalan fuera de la jurisdicción autorizada y también que su número ha aumentado, quizá no en forma notoria porque se puede caminar entre los locales armables, pero con dificultad, y hay que ceder el paso cuando los peatones vienen y van en sentido contrario o es una calle altamente concurrida, ya que las aceras del Centro son estrechas. (Diario de Yucatán)