Mérida.- Con nuevos argumentos, se desarrolló la audiencia de vinculación a proceso en contra de los tabasqueños Oscar Miguel López Tovilla y Jonathan Mézquita Avalos, a los que se les acusa de ser autores materiales directos del feminicidio o asesinato de la señora Ema Gabriela Molina Canto.

La Fiscalía General del Estado también solicitó que se les vincule por los delitos contra la salud en su modalidad de narcomenudeo por posesión simple de cocaína y portación de armas e instrumentos prohibidos.

Durante dicha audiencia, salió a relucir que dos personas más, además del supuesto autor intelectual del crimen, Martín Alberto Medina Sonda, estuvieron involucrados, un tabasqueño y un yucateco, el primero fue quien los contrató en su tierra y el segundo fue el que les indicó dónde vivía Ema Gabriela y todos sus movimientos.

La señora Liga Canto Lugo, al oír de manera pormenorizada, por parte del fiscal que lleva el caso, las heridas que estos sujetos le infligieron a su hija, por poco sufre un desvanecimiento.
Once heridas de arma blanca fue las que recibió su hija.

El fiscal del caso basó su argumento cómo estos sujetos dolosamente privaron de la vida a Ema Gabriela, al haber planificado el ataque junto con otras personas.

Mézquita Avalos, en un acta de entrevista, relató que el 25 de marzo, su copartícipe, en Villahermosa, Tabasco, le propuso “ganarse un dinero” en Mérida, pues un conocido suyo le había encomendado darle un “susto” a una mujer, pero sin hacerle daño a sus hijos.
Por ese trabajo recibiría cada uno 30 mil pesos.

Junto con Oscar Miguel se vieron en la terminal de camiones de Villahermosa con el conocido, que le dio instrucciones y dio sus boletos de autobús.

El domingo 26 de marzo, a las nueve de la mañana, llegaron a Mérida y se hospedaron en el “Dolores del Alba”.

Cuando dieron la una de la tarde, un amigo yucateco de Oscar, se contactó con él por Whatsapp y les indicó que bajaran para tomar un taxi y los llevó al lugar donde iban a hacer el trabajo.

En la tienda “La Guadalupana” tomaron unos refrescos, al tiempo que les mostraba la casa de la víctima.

Hicieron lo mismo a la mañana siguiente, el amigo de su copartícipe recibió otro mensaje de celular, en el que les indicaban que bajaran y abordaran un vehículo rojo de modelo reciente y el contacto local se sentó en el asiento del copiloto y ellos en la parte de atrás, y les dijo que no vieran a su conductor.

Vieron a Ema Gabriela y les señalaron como la persona que iba a recibir el “susto”.

A las tres de la tarde, regresaron en un taxi y se apostaron en la tienda, hasta que vieron llegar a la víctima y corrieron, para completar su cometido.

López Tovilla se comunicó con su “contacto”, al cual le dijo que la misión estaba cumplida y habían matado a la mujer y éste, a su vez, le preguntó cómo estaban los niños, respondiéndole que bien.