MÉRIDA.- Con la aprobación del paquete fiscal 2017 concluyó el primer periodo ordinario del segundo año  de labor de los diputados locales, sesión que tardó casi tres horas y en la que hubo berrinches, metidas de pata y los “urgidos” por irse a celebrar la quincena y los que de plano aún siguen sin saber qué hacen como diputados.

El berrinche no se hizo esperar y se presentó cuando, al empezar la sesión, unos empleados del Poder Judicial sacaron una manta con la leyenda “En la casa de la justicia no hay justicia”, en clara alusión al maltrato laboral que sufren.

Este acto cambió los rostros de muchos diputados afines al tricolor, pero la que no podía ocultar su enojo era la diputada y presidenta de la Cámara, Celia Rivas Rodríguez. Es de anotar que previo al acto de colocar la manta, se vio al diputado panista Rafael Montalvo platicar muy de cerca con los inconformes.

El que no deja de meter la pata es el presidente de la Mesa Directiva, Antonio Homa Serramo, quien a la hora de contar los votos a favor siempre da por hecho que es unánime; sin embargo, en esta ocasión fue corregido por sus propios compañeros, quienes le dijeron que había un voto en contra del paquete fiscal 2017, de la diputada Yazmín Villanueva, por lo que ante risas de los presentes acepto su error y cambio su dictamen.

Y al hablar de la diputada por sorteo, Yazmín Villanueva, de MORENA, metió las dos patas, porque en su primer intervención en tribuna, cuando se hablaba del paquete fiscal, se siguió de largo y leyó lo que le habían escrito sus “asesores” chilangos y leyó lo que debería leer cuando se abordara lo referente a la Comuna meridana. No se sabe si ya se quería ir o de plano sólo lee por leer, sin fijarse, lo que demuestra que no ella escribe ni se preocupa por enterarse de lo que va a leer.

Apenas comenzó a leer lo relativo a la Comuna, fue interrumpida por el presidente de la Mesa, para hacerle la aclaración de que aún no se llegaba a ese tema, lo que hizo reír a prácticamente los otros 24 diputados, de modo que a la umanense no le quedó de otra que seguir y después disculparse.

A lo mejor sus “asesores” no le dijeron que eso iba después o de plano quería terminar para ver si ya le habían depositado su quincena.

Por lo menos los diputados Manuel Argáez y Marisol Sotelo piensan que ser diputados es solo ir a sentarse y levantar el dedo cuando se los ordenen, de modo que pasan inadvertidos.