MÉRIDA.- En medio del despilfarro, como queriendo con un evento demostrar que se trabajó a lo largo de un año, el viernes pasado la senadora por azares del destino, Rosa Adriana Díaz Lizama, realizó un evento al que le llamó informe de actividades, y que finalmente resultó una alabanza de su personas y una exaltación de su ego.

Como era de esperarse, fue un evento frío y con poca emoción, como es la senadora. Los aplausos escasearon. Su discurso acerca de los derechos humanos no levantó ni captó la atención de los asistentes. El discurso fue sin tono y no hubo aplausos más que los de protocolo.

La gente asistente a la hacienda Chichí Suárez fue enviada por el CDM, a cargo del polémico y fiestero Jesús Pérez Ballote (a) “Chucho Chayote”, que no se sabe qué acuerdos tendrá con la senadora, dado de que es la única a la que le realizó movilización, dado que en los informes de otros legisladores, como el de Joaquín Díaz Mena y el de Elías Lixa, el ahijado de Roger Torres Peniche no movió nada.

El evento sirvió de pasarela para que los candidatos a consejeros pidan el voto a la militancia, en vez de ir en realidad a apoyar a Rosa Adriana.

Su discurso fue ególatra y hueco, como todos esperaban. La senadora sólo se dedicó a hablar de ella y no de sus logros legislativos, de los cuáles la gente preguntaba qué había hecho a favor de los yucatecos.

Mucha gente que llegó desde las cinco y media de la tarde se empezó a retirar antes que finalice el evento, ya que los autobuses en los que fueron acarreados ya se iban a retirar. Al evento asistieron unos 700 invitados.

La senadora se quiso enfocar a Mérida, pero la gente no asistió como ella esperaba, aunque mandó autobuses para facilitar el traslado. El resultado se debió a que no la conocen en Mérida.

El despilfarro de poco sirvió. Antonio Xacur organizó la decoración y el ambiente en la Hacienda Chichí Suárez; el evento contó con cámaras full Screen y con flores naturales.

Expertos cotizan este evento en unos 800 mil pesos. Para llevar a la gente también mandaron Ubers y vales de gasolina a todos los subcomités. Después hubo una cena VIP, a la que no invitaron a los acarreados.

En resumen, en lugar de apoyar a la gente, gastó casi dos millones de pesos en un evento con el que Rosa Adriana quiso demostrar que trabaja, pero en realidad trató de demostrar fuerza política, que no tiene.