MÉRIDA.- Con una participación que ha superado las expectativas, Jairo Restrepo Rivera, una autoridad mundial en materia de agricultura orgánica, se dispone a impartir el tercer taller de capacitación a productores yucatecos, en el Centro Nacional de Innovación y Transferencia de Tecnología, ubicado en el Parque Científico y Tecnológico de Yucatán.

El curso intensivo, que patrocinan el gobierno del Estado, por medio de la Secretaría de Desarrollo Rural, y la Fundación Produce Yucatán, se llevará a cabo de mañana martes al jueves 20, de 8 de la mañana a 5 de la tarde. Es un taller teórico-práctico, sin costo y abierto a estudiantes, profesionales y público en general interesado en conocer y aprender los principios básicos de esta disciplina.

Los dos anteriores talleres se llevaron a cabo en la Universidad Tecnológica del Mayab de Peto y en  el Rancho San Pedro, de Sucilá. Participaron más de 400 productores y estudiantes y un dato que sorprende gratamente es que el 50% de los asistentes fueron mujeres, destacó el profesor Raúl Monforte Peniche, coordinador de los cursos.

produce2“La participación femenina es un gran aliciente y nos hace abrigar esperanzas de que con ellas iremos más rápido en la agricultura orgánica, pues no sólo lo aprenden y aplican, sino lo enseñan a sus hijos. Tenemos muy buenas experiencias con agrupaciones de productoras”, recalcó el ex secretario de Desarrollo Rural y actual director de la empresa Semilla Caribe Peninsular.

En rueda de prensa, Jairo Restrepo y Peniche Monforte explicaron la importancia de la agricultura orgánica no sólo en cuanto a la producción, sino en sus alcances en la cultura, la salud, y la economía de los campesinos.

“Yucatán tiene todo para despegar en la agricultura orgánica, sus raíces mayas, la técnica de la milpa, su suelo, sus diversos microclimas y Sol”, afirmó el ingeniero Restrepo Rivera, experto de origen colombiano, quien hace un par de años impartió también una serie de cursos en el marco de la Expocampo Yucatán.

 En esa ocasión, cedió los derechos de su libro “El ABC de la Agricultura Orgánica”, a fin de que el manual se distribuyera entre los productores que tomaron los cursos.

ty“Lo único que no sale aquí es lo que no se siembra”, indicó el especialista, quien suele viajar a varias partes del mundo para dar talleres y conferencias.

Para los cursos de este año, Restrepo también autorizó la reedición de su libro “La Luna, el Sol nocturno en los trópicos y su influencia en la agricultura”, a fin de que el gobierno del Estado y la Fundación Produce Yucatán lo entreguen de manera gratuita a los participantes.

El especialista destacó la gran aportación del gobernador Rolando Zapata Bello, al promover los cursos, reeditar los manuales y considerar a la agricultura orgánica como una política de Estado, pues en otros lugares se imponen restricciones a este movimiento.

El profesor Monforte Peniche agradeció también el apoyo del secretario de Desarrollo Rural, Juan José Canul Pérez, y del presidente de la Fundación Produce, Pedro Cabrera Quijano, para la realización de los cursos y la reimpresión de los libros.

Entre otros conceptos, Restrepo Rivera advirtió del efecto nocivo que causa la aplicación de agroquímicos tóxicos en el campo, poniendo en riesgo la salud de productores y consumidores  y contaminando el suelo, agua y la producción de alimentos.

Actualmente, dijo, existen 2,750 principios activos o venenos, que generan 10 mil marcas comerciales de agroquímcos que inundan el campo, y lo más grave es que para llegar a ellas se hicieron pruebas con 26.4 millones de sustancias intermedias, desconocidas, sin control, que agravan la contaminación.

La propuesta de la agricultura orgánica, abundó, implica una lucha contra las grandes transnacionales que dominan la industria de los agroquímicos, que son los mismos que controlan la industria farmacéutica, pero se ha avanzado mucho en esta materia, pues actualmente hay 450 millones de hectáreas en el mundo cultivadas bajo el concepto de la agricultura sustentable.

“Tenemos una agricultura industrial deshumanizada, que atenta contra el ser humano, contra la vida y el planeta. ¿Qué tenemos qué hacer?, volverla humana, rescatar nuestras formas tradicionales de cultivar la tierra, sin agroquímicos como era antes, diversificar nuestra producción, respetar nuestra cultura: sin arraigo cultural, no se entiende la agricultura orgánica”,