PROGRESO.- Por si no fuera poco el número de vendedores que “acosa” a los turistas de crucero, un musulmán también se dedicó a vender ayer jueves en la playa del malecón, en donde vendía turbantes.

Aunque pertenece a una raza poco bien vista por los “gringos”, este sujeto se sumó a los numerosos ambulantes, artesanos y demás prestadores de servicios que laboran en los días crucero en el malecón.

unnamedEl vendedor, ataviado con un turbante, se dedica a vender telas de diferentes colores para elaborar turbantes, a $250, y en su poco español dijo que se llama Aladín Tawfik, de 50 años de edad y que  es de Egipto; llegó, según dijo, hace dos semanas a Mérida donde también se dedica a vender turbantes.

En tono de broma uno de los vendedores comentó que en el maletín Aladín podría llevar una bomba, de modo que había que tener cuidado. El musulmán fue competencia para los demás vendedores de puros, artesanías y hasta de las chiapanecas, pues su aspecto llamaba la atención de los  pasajeros del Carnival Liberty que se encontraban en la playa.

El musulmán se quedó gran tiempo parado en la playa y observó al grupo de pasajeros del crucero que en trajes de baño bailaban y después como premio recibían tragos de tequila y luego continuaban con la diversión en las palapas del restaurante Eladios, que fue el único negocio del malecón que se vio concurrido.

El Carnival Liberty arribó ayer jueves a las 8:45 horas, procedente de Cozumel, con 3,525 pasajeros; el desembarque de los turistas fue hasta las 9:30 y como de costumbre, los primeros en desembarcar fueron los visitantes que compraron tours para las zonas arqueológicas. En la terminal de cruceros esperaban 10 autobuses.

Más de la mitad de los pasajeros salieron de paseo del puerto y los turistas que no compraron tours se quedaron en el puerto; los prestadores de servicios estiman que de las 10 hasta las 15 horas visitaron la ciudad unos mil pasajeros.

Los turistas jóvenes bailaron, tomaron tequila y pasearon en bananas y motos acuáticas, otros rentaron cuatrimotos para recorrer el playón poniente que hicieron con un guía. Los módulos de masajes estuvieron con poca clientela, al igual que la mayoría de las palapas del malecón y los restaurantes.