MÉRIDA.- La proliferación de los moscos ha sido tan grande que desde las primeras horas de la mañana, cuando aún no hay mucho viento ni Sol, “atacan” sin piedad a cualquiera que se cruce en su camino y afectan a lugares públicos abiertos como parques, puestos de comida y paraderos, entre otros.
Luego de las lluvias vespertinas que han caído sobre la ciudad, los moscos aparecieron como por arte de magia: quien sabe donde estaban guardados, pero sólo llovió y aparecieron por montones dijo “El Beduino”, que vende tacos de lechón al horno en la avenida 128.
Una señora andaba con su insecticida en aerosol, de modo que cuando se bajaba de su carro lo rociaba en donde estuviera, para evitar la molesta picadura de los mosquitos. “Están hambrientos, no te dejan en paz” indicó.
Entre las seis y ocho de la mañana con sólo salir a la calle y parase los moscos se prendían de uno, por lo menos hasta cinco moscos a la vez en cada pierna o brazo, pero hasta ahora han “brillado por su ausencia” los fumigadores, tanto del gobierno del estado como del Ayuntamiento.
Por las tardes, desde temprano, apenas comience a ocultarse el Sol, los vecinos cierran sus puertas para evitar que los zancudos invadan sus hogares.
En las tiendas, tendejones y tiendas de conveniencia la demanda de “killer”, insecticidas en aerosol y las plaquitas para instrumentos eléctricos aumentó su demanda considerablemente.