MÉRIDA.- Como suele suceder cuando una persona fallece, las alabanzas y el decir cosas maravillosas de su persona no se hacen esperar: lo mismo sucedió con la reciente muerte de doña Sara Mena viuda de Correa, cuando varios panistas casi la elevaron a los altares, junto a san Juan Pablo II.  

Sin embargo, el tema de reflexión es saber si en estas fechas, en que los panistas han accedido seguido al poder, doña Sarita aprobaba la corrupción galopante, el aniquilamiento a la democracia interna y el abandono a la honradez que realizan muchísimos blaquiazules, que hoy disfrutan de lo que la ahora difunta luchó junto con su esposo Víctor Manuel Correa Rachó.

¿Aprobaba doña Sarita los chanchullos que han hecho en los últimos 15 años Xavier, Daniel, Huacho, Rosa Adriana, Víctor Lozano, Renán Barrera, César, Elgar, Mary Yoly, Paz, Cecilia Patrón, Manero, Hugo, Patricio, la Tía Betty, Manuel Díaz y otros muchos más?

Es hora de que los panistas dejen de practicar su doble moral mezquina y dejen de enarbolar la bandera de la justicia, de la honradez y de la moral, pues han resultado igual o peor de corruptos que otro político de cualquier partido.