MÉRIDA.- Esa noche la guitarra no sonó, y como en los cuentos de García Márquez, los vecinos supieron que algo no andaba bien en la casa de don José Vidal González Bojórquez.

Sin embargo, no creyeron prudente importunarlo y se acostaron con el presentimiento de la muerte, pues tampoco las luces de la casa se encendieron.

Don José Vidal vivía en la colonia Plan de Ayala Sur, tenía 81 años, padecía diabetes e hipertensión. No tenía pareja desde hacía varios años. Vivía solo y viejo como el dolor.

La noche del lunes la historia se repitió. No hubo luces y tampoco sonó la guitarra. Fue cuando los vecinos se decidieron y acudieron a ver a don Vidal.

Lo encontraron reposando en una hamaca, pero con la cabeza pegada al piso. No hubo que decir más.

Cada quien hizo lo que le correspondía. Unos cubrieron el cuerpo, otros llamaron a la policía y unos más elevaron oraciones por su eterno descanso.

Pronto el lugar se llenó de policías y agentes del Ministerio Público que levantaron el cuerpo para practicarle la necropsia y determinar la causa de muerte.