MÉRIDA.- En medio de sus muchos traumas y fobias, la caprichosa Cecilia Patrón Laviada tuvo el desatino de tratar de hacer menos nada más ni nada menos que a doña Sarita Mena de Correa, una mujer con una amplia trayectoria política y solvencia moral, que nunca tendrá la hermanita del ex gobernador Patricio.
Resulta que el miércoles 15 de junio, en el evento de aniversario del Centro de Superación Sara Mena de Correa, que cumplió 15 años de haberse inaugurado, decidieron tirar la casa por la ventana para festejarlo.
Para esa ceremonia invitaron a doña Sarita, quien después de muchos años de estar en un silencio autoimpuesto aceptó asistir, pero para sorpresa de todos, Cecilia la hizo de menos, a pesar de que doña Sarita es una leyenda viviente, a la que la sociedad le reconoce aún su trabajo como regidora en la administración 90-93, además de que es un ícono en la sociedad por ser la primera dama en el DIF cuando su esposo fue el primer alcalde panista en 1968.

Sin embargo, a pesar del cálido recibimiento a doña Sarita Mena, la que estaba de un humor terrible era la caprichosa Cecilia Patrón, quien en ningún momento se acercó a saludarla, lo que todos los empleados municipales vieron; pero más fue el asombro y molestia cuando a la caprichosa directora de Desarrollo Social leyó en dos minutos la crónica de doña Sarita.

Aunque usted no lo crea amable lector: en dos minutos, de modo que los asistentes dijeron que una personalidad como doña Sarita tiene para llevarse todo el tiempo del mundo en su biografía, sobre todo que ella se tomó la deferencia de estar presente en dicho evento en su honor.

De hecho, Cecilia Patrón sólo se acercó a la foto de protocolo cuando el alcalde de la ciudad Mauricio Vila se acercó a doña Sarita y ni en ese momento Cecilia Patrón la saludó.

Los panistas no saben si la molestia de la caprichosa Cecilia se deba a la enemistad de su hermano Patricio con Luis Correa, hijo de doña Sarita, pero los asistentes dijeron que no es justo lo que hizo Cecilia a una figura como Sarita Mena, a la cual Cecilia Patrón no le llega ni a los talones.