LA FRÍA.- Los profesores de Mariangel Cáceres dejaron de dictar clases a principios del año por no contar con salarios que les permitieran comprar suficiente comida para vivir.

Su escuela pública, en el verde estado andino de Táchira, en el occidente de Venezuela, tampoco pudo proporcionarles alimentos debido a la aguda escasez de bienes básicos.

Y el anuncio del gobierno de suspender las clases los viernes de abril y mayo para ahorrar energía fue la gota que derramó el vaso.

“Dejé la escuela la siguiente semana de Semana Santa”, recordó Cáceres, una joven de 13 años, quien ahora acompaña a su madre a Colombia para comprar harina, arroz y azúcar, que ya no consigue en Venezuela o no puede darse el lujo de pagar.

Aunque Cáceres espera poder inscribirse en una nueva institución el próximo año, puede que el rápido agravamiento de la crisis económica complique sus planes.

Muchos venezolanos pobres y de clase media dejaron de priorizar la educación mientras consumen su tiempo en la misión de encontrar comida entre protestas y saqueos.

La Federación Venezolana de Maestros estima que cada día entre 30% y 40% de sus agremiados abandona sus aulas, principalmente para hacer colas en busca de comida o medicinas.

BUSCAN ASILO EN EU

El número de venezolanos que busca asilo en Estados Unidos se disparó ante la grave crisis del país sudamericano, cuya economía depende del petróleo, y cada vez más personas de clase media tratan de dejar la nación.

Los datos más recientes de la oficina de Servicio de Ciudadanía e Inmigración de EU (USCIS, por sus siglas en inglés) muestran que en marzo de 2016 los venezolanos se ubicaron en segundo lugar entre los países que han presentado peticiones de asilo, con 1,345 solicitudes durante ese mes.

REUTERS.-