CIUDAD DE MÉXICO.- En el teatro musical, Lolita Cortés se siente como en casa, pues ha formado parte de su vida desde que era niña.

Sin embargo, luego de 37 años de trayectoria, el tiempo ha cobrado la debida factura.

La columna desviada, lesiones en las cervicales, un tornillo medio zafado, las lumbares en ángulo recto y una lesión en el hombro son los cobros de subirse al escenario y dar toda su energía ahí.

La actriz sigue en pie y así será hasta que le sea posible. Es con tales experiencias, en las que también está presente el sabor dulce del aplauso, como será el que reciba este fin de semana en un homenaje en el musical Mentiras y lo hará como sabe hacerlo: sobre el escenario.

“Mientras no duela, yo le sigo. ¡Y sí duele horrible! Pero estoy con mis medicamentos. Tomo pastillas para dormir, porque en la noche el dolor es terrible en la espalda y el medicamento en la mañana para poder andar. Tacones lo menos posible. A veces respirar duele, ni modo. A seguir adelante”, aseguró la actriz.

“No desisto, porque no estoy lista. En pro de mi salud lo he pensado, pero no estoy al grado de retirarme por completo, por eso también tengo la escuela y la casa de Teatro en Corto.

“Sé que no duraré en un futuro lejano, así que también quiero dedicarme a la producción, a la dirección, a dar talleres y dejar lo que he aprendido en las siguientes generaciones. No podré estar toda la vida subida en un escenario y mi cuerpo me está pidiendo descanso, pero aún sigo. Estoy preparando mi futuro”, expresó Lolita Cortés en entrevista con Excélsior.

Sus palabras son firmes y su tenacidad también. Durante su propio tributo, recién iniciado, la actriz hará funciones tan diversas como ella misma: un día hará todos los papeles de Mentiras, al siguiente, habrá fragmentos de las obras en las que ha actuado, en otra, un popurrí de sus musicales y la sorpresa del domingo tiene que ver con sus seres amados de sangre como su hija Dariana Romo Cortés, quien siguió sus pasos (incursionó en Carrie, el musical), su hermana Laura Cortés, su hijo Mariano, dedicado a la producción de música electrónica y su madre Dolores.

“Me siento orgullosa de que Dariana se haya animado por fin a hacerlo. Hace muchos años que quería que ella estuviera dentro de esto, porque sé las capacidades artísticas que tiene y que son muy grandes. Tiene que perfeccionarlas, por supuesto, pero es una mujer que nació con el talento, sólo se tiene que esforzar y preparar para pulirse”, dijo.

A la par, continúa con la promoción de Intensa, su más reciente material discográfico.

Además tiene como hobbies el taekwondo, el pole dance y correr.

Al platicar con ella, llegan a su memoria sus musicales predilectos: Dulce Caridad y Peter Pan, el niño que no quiere crecer.

“Me estoy aceptando a mis 45 años, a mi cuerpo y los cambios que está tomando, que ya no es tan fácil, ya me duele la espalda. Lo acepto y me gusta. No quiero operarme, como muchas actrices, acepto mis arrugas, son mi expresión como actriz, de lo contrario no tendría nada que contarles. Luzco mis canas con gusto”, concluyó.

EXCELSIOR.-