MÉRIDA.- Conocidos como ebrios, parranderos y “piroperos”, hoy martes 3 de mayo, Día de la Santa Cruz, los albañiles festejarán su día de la manera que más les gusta: con comida y abundante bebida, que les ofrecerán en los lugares en donde trabajan.

Sin embargo, la vida del albañil es dura, pues su trabajo es duro y en la mayoría de los casos bajo los intensos y fuertes rayos del inclemente Sol, que en Yucatán se dan durante casi todo el año.

A excepción del “san lunes”, día en el que un elevado porcentaje de los albañiles no trabaja, la jornada de labor del alarife comienza a las 8 de la mañana y se prolonga hasta las cinco de la tarde.

“enemos una hora de comida, que es de una a dos de la tarde, y luego seguimos con el trabajo hasta concluir a las cinco de la tarde”, afirma José Luis May Ojeda, albañil vecino de Too, comisaría de Mocochá.

El entrevistado dice que el trabajo más duro para el albañil es la mampostería, es decir el cimiento, pues hay que escarbar, pegar las piedras y luego hacer las “zapatas”, todo bajo los quemantes rayos del Sol.

Sin embargo, agrega, irónicamente es la parte de la construcción en la que se paga menos –entre 50 y 70 pesos el metro, mientras que la techada es lo más caro, con $300 el metro cuadrado.

A su vez, Gabriel Balam Matú, vecino de Baca y mejor conocido como el “Sapo”, dice que las armas principales del albañil son la cuchara, el plomo y el nivel, que le sirven para realizar con precisión su trabajo.

De acuerdo con el “Sapo”, en el trabajo de la albañilería hay niveles: en el más bajo está el “secre” o “chalán”, quien es el que prepara la mezcla y en general hace el trabajo rudo. Luego sigue el media cuchara, que ya tiene cierta experiencia en el trabajo; después está el albañil, que tiene la capacidad para realizar cualquier trabajo, y finalmente, el que ya no trabaja, pero se lleva la lana, que es el “maistro contratista”.

Este “maistro” tiene tanta experiencia que es capaz de saber más que los nuevos ingenieros que apenes se inician en esto de la construcción, precisa el “Sapo”.

“Temidos” por las mujeres, pues cuando pasan por alguna obra las morbosean y le dicen de todo, desde un piropo ingenioso hasta uno grosero, los entrevistados afirman que no son “cochinos” sino sólo “piroperos”.

Todo lo que dicen de nosotros es verdad, desgraciadamente, ya que somos borrachos, no trabajamos los lunes por estar crudos y les lanzamos piropos a las mujeres, indica José Luis May.

Respecto al lugar de trabajo, el “sapo” dice que tienen que recorrer varios pueblos e ir a donde los contraten, porque de lo contrario se quedan sin trabajo. Recordó que en los últimos tres meses han laborado en Sinanché, Mérida y ahora lo harán en Conkal.