Por Miguel II Hernández Madero

(Este artículo sólo refleja la forma de pensar del articulista no del portal El Grillo)

MÉRIDA.-Las próximas elecciones en Yucatán están a dos años y medio de distancia, tanto federales como locales; oficialmente el proceso de selección interna de candidatos en los partidos iniciarían en un año y nueve meses, pero eso parece que ya no importa porque abiertamente  ya iniciaron acciones de proselitismo y posicionamiento de imagen, en busca del ansiado premio de ser candidatos a gobernador.

Y no es que esa sea la única posición en juego, pero para las demás candidaturas veremos el movimiento de sus aspirantes hasta en unos nueve meses más, o bien permanecerán callados, hilando en las sombras o trabajando desde lo oscurito para ganar el favor del gran elector cuando llegue el momento.

Claro, eso hablando de los dos partidos mayoritarios en la entidad, porque los demás reciclarán políticos de entre los despojos que dejen los procesos de selección interna o bien, abrirán las puertas para quienes escudados en “movimientos ciudadanos” les da lo mismo vestirse de tricolores, azules, amarillos, verdes, o proclamarse morenos, aunque en el pasado se hayan rasgado las vestiduras jurando ser leales a tal o cual partido. Habrá qué ver cuál será su camiseta esta vez.

Pero retomando el punto de los aspirantes a Gobernador, dos Secretarios estatales, Víctor Caballero y Mauricio Sahuí han tomado un segundo aire, pues sus posiciones les permiten recorrer la entidad, con la bandera de supervisión de programas y así ser vistos por los ciudadanos del interior. Ambos tienen un  pesado lastre que deben superar para seguir con éxito en sus aspiraciones.

Se suman a ellos los legisladores federales Liborio Vidal Aguilar y Jorge Carlos Ramírez Marín. En el caso del primero, vallisoletano y conocedor del oriente del estado, se ha dedicado a seguir fortaleciéndose en esa zona, sabedor del capital político que le podría ganar a la hora de las designaciones. Sus reuniones han sido más discretas en el aspecto mediático, pero con mayor penetración entre los ciudadanos, con eventos de diversa índole. Por ejemplo el juego de béisbol entre Tigres y Leones de Yucatán, realizado hace unos días en Valladolid.

Por lo que respecta al diputado Jorge Carlos Ramírez Marín, su jugada está basada, hasta ahora, en reuniones con diversos grupos de las llamadas “fuerzas vivas”, buscando posicionamiento, pero con una visión bien trabajada, pero ajena a estas tierras y con mensajes mediáticos ya arcaicos, que la gente sencillamente ya no se lo cree y puede generar rechazo.

En eso hace recordar a un ex gobernador, a Víctor Manzanilla Schaffer, quien fue diputado local y federal, senador de la República, embajador y esperó 18 años antes de ser candidato a gobernador, pero salió de Palacio de Gobierno el 14 de febrero de 1991, después de tres años de una administración entre tumbos y rechazo, por rodearse de personas desarraigadas, los llamados “yucahuaches”.

Ojalá que para Ramírez Marín la espera no sea de 18 años, y ojalá para el estado, que si llega, no ocurra lo mismo que con Manzanilla Schaffer cuando hubo un total alejamiento y olvido de las políticas públicas.

En la próxima tocaremos el tema de otros aspirantes. Hasta la próxima