PROGRESO.- Pescadores que tienen su base en el playón poniente descubrieron nuevas evidencias de prácticas de brujería, ya que en un frasco hallaron un par de muñecos atados y una fotografía de un joven, al que al parecer le hicieron “un trabajo”.

Pescadores que volvían de un día de labor hallaron un frasco de plástico, que se encontraba entre el sargazo del playón poniente, y uno de ellos lo abrió y para su sorpresa en el interior habían dos envoltorios y un pedazo de papel escrito a mano.

La curiosidad del pescador lo motivó a abrir el frasco, tomó uno de los envoltorios y grande fue su sorpresa el encontrar dos muñecos atados, que semejaban una pareja de enamorados.

-Es  brujería, es un hechizo no lo toques, es u amarre, no vayas a recibir un mal aire –le gritaron sus compañeros al pescador que ya había comenzado a desenvolver las dos figuras, dos pequeños muñecos, que representaban el hombre y la mujer, con vestimenta negra.

-Tira el frasco, tápalo no vaya a ser que el hechizo te alcance –gritó desesperado uno de los pescadores al ribereño que abrió el recipiente y se los mostró a sus compañeros.

El pescador que tenía los dos muñecos, dijo que seguramente se trataba de un caso de brujería, pues muchas personas acuden a la playa para realizar actos satánicos, ya sea para causar daños a sus enemigos o para  amarrar a una persona, pero el ribereño ante el temor de sus compañeros que el acto de brujería los alcance, dijo que él solo cree en Dios, meditó una oración y continuó abriendo el envoltorio.

-Ya rompiste el amarre, quien lo hizo ya no lo va a lograr –expresó otro pescador cuando los dos muñecos quedaron liberados.

La sorpresa aumentó aún más cuando en otro pequeño envoltorio al abrirlo apareció la fotografía de un hombre joven, hacia quien estaba dirigida la brujería que en opinión de los pescadores lo hizo una mujer para amarrarlo.

La foto y los dos muñecos estaban dentro del frasco, donde también estaba un pedazo de papel escrito a mano, que el pescador dijo que se trataba del conjuro de la brujería, en el que se escribió “mi bendito amor” y se leía el nombre de María, entre otras palabras que debido a que estaba mojado el papel no se podía entender.

Los pescadores comentaron que para hacer efectivo el hechizo, la mujer que lo hizo arrojó al mar el frasco con los muñecos y la foto del hombre; ignoran cuanto tiempo llevaba el recipiente en el agua y cuando recaló en la playa.

También dijeron que han encontrado en la playa muñecos con agujas clavadas en la cabeza, brazos y pies y piernas. Así como gallinas descuartizadas que seguramente los usan para actos satánicos y hacer mal a alguna persona. En una ocasión encontraron una sandía también con agujas clavadas.

 Los hombres de mar no ocultaron su miedo a esos actos de hechicería, así que se persignaron para alejar, dijeron, las malas vibras de los muñecos hallados en un frasco.