PROGRESO.- El segundo domingo de Cuaresma fue caluroso, de modo que muchos paseantes de Mérida y de municipios del interior del estado se animaron a venir al puerto, lo que hizo que el día fuera concurrido y de buena derrama económica.
Los prestadores de servicios calcularon que durante el día arribaron unos 20,000 paseantes que comenzaron a arribar a partir de las dos de la tarde y dos horas después todos los restaurantes del malecón estaban llenos, así como la mayoría de las palapas de la playa del malecón donde los paseantes consumieron cebiches, pescado frito, cervezas y cocteles.
El mesero José Martínez Sánchez, del restaurante “Los Cocos”, dijo que hasta las 3:30 de la tarde había atendido tres mesas en la playa y cada una fue de a $600 de consumo, que le dejaron $300 de propina, de modo que para él resultó un buen día, pues esperaba atender otras dos o tres mesas y obtener otros $200 más en propinas.
La renta de camastros y sombrillas también tuvo demanda ayer domingo, explicó Antonio Pacheco Rejón, quien atiende un negocio que tiene concesión para proporcionar ese servicio, hasta las 4 de la tarde había rentado 20 (camastros con sombrillas) a cien pesos el día.
El domingo fue de familia y también de grupos de jóvenes que se concentraron en la playa del malecón para pasar el día como fue el caso de Martha Patricia García Abraham, quien estuvo en la playa con Jesús Herrera Canul y su prima Clara Rosalía Rodríguez, vecinos de la colonia Melitón Salazar de Mérida.
Martha García y sus acompañantes se sentaron en la arena, ahí consumieron cervezas, botanas y pescado frito; llegaron al puerto a las 12 horas y se retiraron a las seis de la tarde, aprovecharon el buen tiempo para trasladarse a la playa para disfrutar del domingo.
Grupos de jóvenes que llegaron al puerto se concentraron en el malecón, en donde pasaron el día; trajeron sus neveras con refrescos, cervezas y botanas; se retiraron cuando comenzó a oscurecer. Las calles cercanas a la avenida del malecón fueron ocupadas por decenas de vehículos de los paseantes, lo que benefició a los “viene viene” por las propinas que les dejaron los conductores.
Los vendedores de marquesitas, elotes y churros se instalaron en el malecón a partir de las tres de la tarde, desde esa hora comenzaron con sus buenas ventas.