MÉRIDA.- Eduardo “Lalo” Torres, el nuevo prospecto descollante de Max Boxing, es un trotamundos de la vida que ha encontrado en Mérida y en su nueva empresa la certeza que le hacía falta a su existencia y a su invicta carrera en la que hasta ahora ha alcanzado 19 éxitos en 19 salidas con 11 nócauts.

Natural de Pericos, Sinaloa, Torres no duda en afirmar lo difícil que para él ha sido hacerse ya de un nombre, modesto aún, pero nombre ya conocido, que suena entre los pesos ligeros de México.

Entrevistado durante sus entrenamientos bajo la supervisión del entrenador cubano Julio Tarragó, Torres habla de su más reciente triunfo que ha sido el más importante y destacado de su carrera, sobre el jalisciense Miguel Ángel “Ranita” González quien por su trayectoria y experiencia lucía como una incógnita para él, pero que a final de cuentas terminó siendo arrollado por sus puños en tres rounds el 19 de diciembre pasado en El Coliseo Yucatán de esta ciudad.

Ya con algunos días de regreso al trabajo de gimnasio luego del descanso de fin de año. Torres no duda en destacar su victoria, pero también en reconocer lo difícil y peligrosa que llegó a ser para él.

Por vez primera en mi carrera sentí que podía perder una pelea, nunca me había pasado, pero después del primer round con la “Ranita” comprendí que ya estaba en otro nivel de rival y tras lo mal que me fue en ese asalto inicial sabía que si no me ponía las pilas, mi invicto estaría en peligro, reconoció el barretero, quien ha vivido en otras partes de México y en el extranjero.

Me acordé de mis hijos y de lo importante que era para ellos que yo ganase y salí a romperme toda la cara, a morirme y pude meter a la “Ranita” en mi ritmo de pelea, alcanzarlo, tener la distancia necesaria, golpearlo y ya no le bajé, me fui así hasta noquearlo, comentó el moreno boxeador que indicó que su inactividad de 10 meses, luego de una lesión lo afectó en ese primer episodio en el que fue conectado sólidamente en dos ocasiones por el jalisciense.

“Estoy, la verdad, muy contento, motivado por las oportunidades que Max Boxing me da, pero sé también que las peleas que ahora vienen serán así o más difíciles y la neta, así las quiero, para llegar a la cumbre hay que pelear con los más canijos y vencerlos y no queda más que mejorar y entrenar como hemos hecho con Julio, con todo”.

Quiero que los aficionados de todo México me conozcan y a los de Yucatán les quiero decir que peleo no solo por mi, por mi ego, peleo por mi familia, peleo por mi esposa por mis hijos que sí son yucatecos; yo no nací aquí, pero aquí me he hecho boxeador.

Los que me conocen saben que no soy yucateco de nacimiento, pero los que no y vienen a desafiarme en el ring me creen de Yucatán y sé, y entiendo que llevo sobre mi la responsabilidad de pelear por el buen nombre de esta tierra, del añejo boxeo de Yucatán y por eso salgo a defender sus colores, pues además tengo ya una vida hecha en esta tierra, afirmó.

Sobre su pelea con González, un púgil que vino a Mérida a vengarse de la derrota con la que el yucateco Ramón “Cobra” Maas le quitó el invicto en Guadalajara en 2007, reiteró que no fue fácil, pese a lo rápido y contundente, y añadió que el mérito no fue solo suyo, sino de toda la gente que ha creído en él y que con su apoyo hicieron posible esa y sus victorias previas.

Esos triunfos se hacen con base en todas esas personas que creen en tí, que te dan su confianza y que con ello te obligan a ganar, a salir a dar todo, a tirar golpes y a soportar lo que Dios te permita tolerar para vencerlos, sin ellos no habrían estos éxitos, dijo finalmente agradecido el púgil de 28 años.