PROGRESO.- Aunque los primeros efectos comenzaron a sentirse hoy viernes a las siete de la mañana, el cuarto norte del año azotó con fuerza a las 5:30 de la tarde, con vientos de 70 kilómetros por hora, que en altamar alcanzaron rachas de hasta 80 kilómetros por hora y olas de dos a tres metros de altura.

En Mérida a las 8:30 de la noche la temperatura había descendido a los 19 grados Celsius y se espera que mañana sábado en la mañana en esta ciudad haya entre 14 y 15 grados.

El meteoro comenzó a azotar las costas de Yucatán a las 7 de la mañana, con vientos de 30 kilómetros por hora, pero paulatinamente la velocidad aumentó hasta que a las 5:30 de la tarde arreció, con vientos del noroeste que después se fijaron al norte.

Aunque los efectos del norte comenzaron a sentirse a las 7 de la mañana, 13 horas antes, el jueves a las 6 de la tarde, la Capitanía de Puerto ordenó el cierre de puertos para la navegación pesquera y embarcaciones de recreo, lo que impidió que numerosas embarcaciones que están avitualladas pudieran zarpar para un viaje de corto de mero.

Debido a que se esperaba que el norte arreciara por la tarde, la Capitanía Regional de Puertos ordenó a las 13 horas el cierre total de los puertos, que incluyó a los mercantes, graneleros y petroleros. La medida se tomó debido a que ya se esperaba que entre las 5 y 6 de la tarde se incrementara la velocidad de los vientos, lo que finalmente sucedió.

Los efectos del norte, explicó el Capitán Regional de Puertos Bernardo Crespo Silva, persistirán mañana sábado y el domingo, de modo que los puertos serán reabiertos hasta que el mal tiempo no represente peligro para la navegación en general.

Cuando el norte arreció, el pescador Rodrigo Acosta dijo que el chikin ik (noroeste) iba a causar crecientes marinas, que el mar iba avanzar por lo menos unos diez metros en la playa y causaría deslaves en cimientos de los predios cercanos a la costa.

A causa de las fuertes marejadas que azotaron ayer con el norte, se suspendieron los trabajos de construcción del viaducto alterno, pues las marejadas lanzaban chorros de agua de mar y representaban peligro para los obreros.

Los pocos vendedores de marquesitas que estaban en el malecón se retiraron a las 6 de la tarde cuando el mal tiempo arreció.