MÉXICO.- Aunado a una mala alimentación, el estrés puede llevarte a subir tantos kilos como si llevaras una ingesta alta en calorías. De hecho, afecta en diversos grados todo tu sistema nervioso e inmunológico.

La hormona cortisol y la adrenalina cuando estás bajo presión, liberan grasa y azúcares al torrente sanguíneo para usarlos en una emergencia como fuente de energía en contra del factor estresante.

El cortisol también puede indicar a tus células que acumulen tanta grasa como puedan e inhibir la respuesta corporal de quemarla para producir energía. Esto sucede cuando los niveles de cortisol se mantienen elevados debido a factores estresantes a largo plazo.

De hecho, un alto nivel crónico de cortisol trastorna los sistemas de control metabólico del cuerpo: los músculos se atrofian, se eleva el azúcar en la sangre, aumenta el apetito.

Lo que es peor, la grasa tiende a acumularse en la región abdominal y en las paredes de las arterias. Esto se debe a que la grasa visceral, la que se deposita detrás de los músculos del abdomen, tiene más receptores de cortisol que aquella grasa que está debajo de la piel.

MENSHEALTH.-