LA VISIÓN DE CARONTE: Un viejo ritual…

 

Por Miguel II Hernández Madero

(El artículo sólo refleja la opinión del autor, no del portal)

En el sistema político mexicano hay varios rituales y entre los más arraigados, sin lugar a dudas, están los informes de administraciones o de labores, pues no sólo los alcaldes, gobernadores y presidentes los realizan, sino que también los legisladores recurren a ese protocolo para darse un baño de pueblo, mostrar músculo o medir su aceptación.

Este domingo reciente en Yucatán se dio el Tercer Informe de la actual administración estatal, en el cual se habla de seguridad, empleo y obra pública. Esto está muy bien pero…

Yucatán, de acuerdo a los índices nacionales, sigue estando entre las entidades donde se pagan los salarios más bajos del país. Eso contrasta con las cifras que señalan que es una entidad con menores índices de desempleo. ¿Qué significa esto? Es muy simple, hay mucho trabajo, pero mal pagado. Eso no tendría mucho problema si el poder adquisitivo del yucateco estuviera acorde con esos ingresos pero no es así. Obligados a pagar por el transporte en promedio 28 pesos diarios, un  obrero de salario mínimo (70 pesos) tiene únicamente 42 pesos al día para comer, vestirse y cubrir el gasto corriente de una casa. Eso implica que a la semana tiene menos de 300 pesos para sostenerse.

Claro, no todos los yucatecos ganan el salario mínimo, algunos ni eso tienen…, otros ganan un poco más, incluyendo a burócratas estatales y municipales; pocos, muy pocos ganan lo suficiente para sostener un ritmo de vida estilo telenovelas y viviendo un sueño, al haber pasado de las penurias de hace unos años, a la bonanza que les trajo incrustarse en alguna administración pública, teniendo o no los méritos suficientes.

Y desde la perspectiva de lograr el sueño de vivir del erario, es como se podría entender la expresión casi de éxtasis de quienes reciben la invitación para estar en los informes, y la cuasi tragedia personal de quienes son ignorados. Estar ahí, según quienes se llaman políticos, implica que existen aún y por lo tanto “siguen en la jugada”. No ser tomados en cuenta muestra que el tiempo ha pasado y mejor conseguir bolitas de naftalina para conservarse por largo tiempo.

Interesante ver las guayaberas y los pantalones oscuros en los hombres y los vestidos, blazers e híbridos de ropa tradicional con new fashion, pero en suma todos listos para ponerse en posición para que ser vistos, poniendo cara de circunstancias y de vez en vez checando sus celulares o de plano chateando, para dejar de hacerlo cuando era menester aplaudir.

Un ambiente conocido, tradicional ya en el medio político, que a nadie extraña, pero que a todos nos cuesta, porque el dinero que se gasta en el festejo y movilización de la gente que es apostada en sitios estratégicos para saludar y mostrar su apoyo (pero que no entran al informe), es dinero que sale del erario, generado por el pueblo.

Lo positivo es el anuncio de la llegada de empresas que invertirán en la entidad y generarán miles de empleos. Ojalá no continúe lo que hace más de un siglo escribió John Kenneth Turner sobre nuestro país: “en México hay mucha mano de obra barata”.

Ojalá y veamos la mejoría que la entidad espera y merece.

Hasta la próxima…