MÉRIDA.- Alejandro de Jesús Gamboa Albornoz (a) “El Chapo Yucateco”, logró escaparse una vez de las instalaciones de la Fiscalía General y últimamente estaba libre gracias a la incapacidad de la juez Suemy del Rosario Lizama Sánchez, pero no pudo escapar de la que llega el día y a la hora señalados y de quien nadie escapa: La muerte.

Este joven delincuente, de 20 años, se suicidó la semana pasada en el hotel “Del Arco”, colgándose de una ventana, despechado por una güera, que aprovechó que el ahora occiso estaba preso y le puso los cuernos con otro.

“El Chapo Yucateco” evadió la justicia terrenal, pero no a la divina.

Hoy miércoles trascendió que este sujeto, acusado de traficar drogas, no llegó a la audiencia de procedimiento abreviado que solicitó en el Juzgado Primero de Control del Primer Distrito, a cargo de la juez Suemy del Rosario.

Sus familiares presentaron el acta de defunción correspondiente y se suspendió el proceso en su contra por el delito contra la salud, por la venta de mariguana.

Sin embargo, hay que decir que la juez Lizama Sánchez, que no ha sido un dechado de virtudes en eso de la impartición de justicia, porque a todo mundo libera, al ahora occiso no le aplicó ninguna medida cautelar, sino que sólo le ordenó que fuera a firmar, por los dos meses siguientes a su captura, sin que pagara fianza.

En agosto pasado, el sujeto protagonizó una “escapatoria” de las instalaciones de la Fiscalía General del Estado, luego que fuera detenido por robo, acusación que al final quedó en un simple carpetazo, como considera ahora el Nuevo Sistema de Justicia Penal.

Ante su evasión anticipada, faltaba que se ejecute una orden de aprehensión en su contra, aunque sólo comparecería ante un juez de control y seguirá tan libre como el viento.

Después de esa “audacia” de escaparse, el 19 de agosto “El Chapo Yucateco” fue detenido a las 00:15 horas lo descubrieron en la calle 26 con 35 del fraccionamiento Juan Pablo II, mientras le daba a otro sujeto bolsitas con mariguana. Por este delito debió comparecer hoy miércoles.

El dos de diciembre, en un supuesto arranque de furia, el joven Alejandro de Jesús se suicidó por la vía del ahorcamiento en el Hotel Del Arco, en donde se hospedó la madrugada del 1 de diciembre. Su cuerpo sin vida fue descubierto horas después.

Se supo que el suicida era cliente frecuente del hotel, a donde de forma regular acudía con una huera de pelos negros, aunque durante los últimos meses no fue, porque estaba preso.

Hace pocos días obtuvo su libertad y habría platicado con un empleado, a quien le dijo que la huera andaba con otro sujeto, al cual “iba a matar”.

Luego de platicar con el empleado, el ahora occiso pidió una habitación, le dieron la número 104 y se fue a dormir. A las 6 de la mañana, más o menos, un trabajador fue a hacer su recorrido por los cuartos y vio que pendía de la ventana de herrería del cuarto.