MÉRIDA.- Luego de que detuvo el viernes en la noche a José Ángel Merino Bautista, de 15 años de edad, y la novia de éste, América Monserrat Cauich González, de 14, debido a fallas en la detención la Fiscalía General los dejó ir, pero sólo para detenerlos de nuevo, porque obtuvo una nueva orden de aprehensión.

La FGE detuvo a los chamacos en la terminal CAME del ADO, cuando estos estaban a punto de huir a Campeche, luego de haber asesinado a la mamá y a la hermana de José Ángel, pero los dejó ir debido a luego de una larga comparecencia, tiempo que se aprovechó para solicitar otra orden de aprehensión.

Hasta el sábado la Fiscalía General del Estado alegaba que, hasta la noche del viernes, no habían detenido a los culpables del doble crimen; sin embargo, al fin se confirmó el hecho, debido a que durante la presunta comparecencia se violaron las garantías individuales y “los derechos de los niños y adolescentes” y tuvieron que soltarlos y aprehenderlos de nuevo.

La primera detención se dio en horas de la madrugada del viernes en la estación de autobuses del centro, pues los jóvenes pretendían huir con destino a Campeche.

Este proceso enfrenta un problema: que José Ángel, al ser probablemente un enfermo esquizofrénico, resulta ser un caso inimputable, es decir, no se le puede fincar responsabilidades de tipo penal y Yucatán carece de un lugar en donde poner a este tipo de personas que delinquen, ya que no puede estar en la cárcel ni en el Hospital Psiquiátrico.

Desde el año de 2003, Yucatán se mantiene en rebeldía ante una recomendación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (13/93) que pide y exige a las autoridades locales un lugar especializado para el internamiento de los enfermos mentales que hayan delinquido, pues no se les puede tener en prisión y mucho menos en el Hospital Psiquiátrico, además que son un peligro para sí y para la sociedad en caso que se encuentren en libertad.

En cuanto al hecho de que podrían ser procesados como presuntos delincuentes, cabe mencionar que ambos, cuando mucho, podrían pasar seis años en el CEAMA.

La Fiscalía, en escueto boletín, refiere que el viernes 4 de diciembre ejecutó la orden de presentación en contra de los menores, por su presunta participación en los hechos delictivos ocurridos en un predio del fraccionamiento Juan Pablo II de esta capital.

Se informó que a las 00:30 horas de ayer sábado se realizó la audiencia ante la Juez Especializada en Justicia para Adolescentes del Poder Judicial, quien formuló la imputación en contra de ambos por el delito de homicidio calificado, al varón se le añadió la agravante de razón de parentesco o relación.

Los hechos fueron cometidos en contra de María Inés Jovita Bautista Díaz, de 42 años, y Claudia Estefanía Merino Bautista, de 20 años, madre y hermana del imputado, respectivamente, quienes fueron ultimadas el miércoles 3 de diciembre pasado.

La audiencia concluyó a las 4 horas de ayer sábado y la juez decretó la medida cautelar de prisión preventiva para ambos jóvenes en el Centro Especializado en la Aplicación de Medidas para Adolescentes (CEAMA), en lo que se resuelve su situación jurídica.

Todo parece indicar que lo que orilló a los adolescentes a cometer este doble crimen fue que las ahora víctimas se oponían a que ambos vivieran juntos en la casa familiar, pues estaban muy jóvenes y aún estudiaban en el colegio “Santo Tomás de Aquino”.

También está el hecho que las familias de ambos se supone adoran a la Santa Muerte, culto que mitifica la obtención de bienes materiales por sobre todas las cosas, no importando lo que se tenga qué hacer.

Se espera que en tres o cuatro días, la juez de la causa encabece la audiencia de vinculación a proceso mantenga la medida cautelar contra ambos.

Sólo un amparo directo por incomunicación o violación del debido proceso, que haga valer que fueron detenidos ilegalmente, los podría liberar de momento y dejar sin validez las pruebas que se hayan obtenido hasta el momento.

La prueba que hunde a la joven en su participación en el doble crimen es la “carta de justificación” que se presume escribió el novio, cuya caligrafía corresponde a una persona del sexo femenino.

Ayer al mediodía, el padre del adolescente, José Ángel Merino de la Torre, que trabaja en Campeche en una plataforma petrolera, se presentó a reclamar los cuerpos de su esposa e hija, para darles sepultura.

Sin embargo, no se sabe si se va a hacer cargo de la defensa de su vástago, al que todo señala como autor directo y material del doble crimen.