MÉRIDA.- Como la mayoría de los políticos, acostumbrados a colgarse de la popularidad de los programas públicos, la diputada estatal priista Marisol Sotelo Rejón no perdió la oportunidad de saludar con sombrero ajeno durante la entrega de chamarras en un colegio, como parte del programa “Bienestar Escolar Invernal”, de la Secretaría Estatal de Desarrollo Social.

Nada tonta asistió a la entrega de la prendas que sirven para mitigar “la heladez” (como ella dice) que el Gobierno del Estado proporcionó ayer en las colonias Sambulá, Santa Rosa y Azcorra, ubicadas al sur de la ciudad y pertenecientes al distrito II, que Sotelo ganó.

Ahí se tomó “selfies” y besuqueó a los chamaquitos posando para las cámaras fotográficas de sus colaboradores, y aprovechando el viaje (ya no que vive en esa demarcación) la joven legisladora visitó a un par de personas afines a su partido político para que presuma en sus redes sociales que “regresó a su distrito”.

En campaña la nutrióloga aseguró que fomentaría ferias de la salud en su demarcación y que impulsaría leyes a favor de la educación y la atención para adultos mayores, pero hasta ahora los ciudadanos no ven claro.

La también secretaria general del PRI visita rara vez a los vecinos del distrito II, y solo a la gente de su partido, y conversa con ellos sobre temas de interés público, pero no se ha caracterizado por realizar ninguna gestión ante cualquier autoridad por las necesidades en el sur de Mérida que son muchísimas.

Tampoco ha regalado ningún insumo a los ciudadanos, ya que solo acude a su demarcación si el Gobierno del Estado entrega apoyos, para poder tomarse en la foto y saludar con sombrero ajeno.

Y aunque Sotelo está orgullosa de haber recuperado el segundo distrito estatal hay que recordarle que contendió contra dos botargas: Yahayra Centeno (del PAN) y el candigato (del PRD), por lo que realmente nunca tuvo competencia y estaba obligada a ganar.