MÉRIDA.- Con todo tipo de inconvenientes, retrasos y malestar del público y empleados, ayer martes empezaron a trabajar en su nueva sede los tres juzgados civiles, que registraron notable afluencia, pero poca capacidad de respuesta en sus labores.
“Falló el invento del Poder Judicial”, dijeron algunas personas, quienes agregaron que no sólo alejaron los juzgados, sino que al retraso por su cambio de sedes, se sumó el “fin de semana largo” y, por si fuera poco, los fallos en el sistema de cómputo.
Incluso, aunque se trató de dar comodidad a las jueces que ahí van a trabajar, en los espacios que ocupaban los ahora desaparecidos juzgados tercero, séptimo y octavo penal, no del todo ha satisfecho al personal.
Los jueces que despacharán ahí son el primero civil a cargo de Fanny Guadalupe Iuit Arjona; el juzgado segundo civil cuyo titular es la jueza Claudia Ileana Pedrera Irabién, y el juzgado tercero civil encabezado por la jueza Margarita del Pilar Vera Vargas.
Es de notar que no se escatimó en gastos para adecuar esos sitios, que fueron pintados totalmente, se cambiaron las lámparas e incluso el aire acondicionado, mientras que los juzgados penales no reciben mantenimiento desde hace años, no obstante que ahora comparten el mismo espacio.
También fueron pintadas y selladas las rejillas de prácticas de los locutorios, “para que no sea este espacio tan deprimente y vean pasar a los presos”.
Ha sido vox populi el hecho que las jueces han externado su temor de acudir al sur de la ciudad a trabajar, por “las bandas” e inseguridad de la zona, además que está muy lejos y no se cuenta con espacios suficientes para estacionar sus vehículos, que los pueden “rayar”.
Es más, la juez Pedrera Irabién discutió con una mujer que lavacoches a los jueces penales en un pequeño espacio que se ha habilitado para ellos, porque como no la conoce le pidió que se retirara, cosa que generó que dicha funcionaria alzara la voz de forma prepotente.
Es del conocimiento general que también ha tenido inconvenientes con el personal de limpieza de dicho inmueble.
En fin, hasta la oficialía de partes de dichos juzgados, empezó a trabajar en un espacio compartido con la misma oficina de los juzgados penales, pero con material reciclado, es decir, que se tomó de todos lados, para que pueda servir en este edificio ubicado en el sur de la ciudad.