Por: Aurelio Nuño Mayer

MÉXICO, DF.- Desde el principio de mi gestión al frente de la Secretaría de Educación Pública, he planteado la necesidad de estrechar la coordinación entre el Gobierno Federal y los gobiernos estatales. Si bien la SEP fija las grandes directrices del sistema educativo nacional, son las autoridades locales quienes, día con día, brindan los servicios educativos y están más cerca de los maestros y las escuelas.

Por ello, el pasado 19 de octubre celebramos en Jojutla, Morelos, una histórica Conferencia Nacional de Gobernadores dedicada exclusivamente a la educación, con la presencia del Presidente de la República. En esa ocasión, los gobernadores de todo el país aprobaron un nuevo esquema de coordinación que divide al país en cinco regiones educativas que nos permitirá llevar a buen puerto la reforma educativa y hacer realidad el derecho de todos los niños, niñas y jóvenes de México a una educación de calidad.

El pasado miércoles, instalamos en la ciudad de Campeche la primera de estas cinco regiones —el Mecanismo de Coordinación Regional Zona Sur-Sureste— a la que pertenecen, además de Yucatán, Campeche, Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco y Veracruz. Ese día, el Gobierno Federal y los gobiernos estatales refrendamos nuestro compromiso absoluto con la implementación de la reforma educativa y el interés superior de la niñez.

Con la Declaración de Campeche que allí signamos, reiteramos nuestro respaldo a las siete prioridades que nos permitirán romper las barreras que han impedido que todos los niños tengan acceso a una educación de calidad: primero, el fortalecimiento de la escuela; segundo, una mayor inversión en infraestructura, equipamiento y materiales educativos; tercero, el desarrollo profesional docente; cuarto, la revisión de los planes y programas de estudio; quinto, la equidad y la inclusión; sexto, la vinculación entre la educación y el mercado laboral; y séptimo, la transformación administrativa tanto de la Secretaría como del sector educativo.

En compañía del Gobernador Rolando Zapata Bello, el pasado 5 de octubre, tuve la oportunidad de realizar una gira de trabajo por el estado para conocer de la gran tarea de regionalización que él y los yucatecos emprendieron a raíz de la aprobación de la reforma educativa. La división de la entidad en once regiones redituó en un mejor mecanismo de supervisión que da atención puntual a las necesidades de las escuelas y fortalece su autonomía. En este sentido, los yucatecos tienen mucho que aportar en las reuniones de la región sur-sureste para compartir sus experiencias de vanguardia e historias de éxito en esta materia.

El Gobernador Zapata Bello, hijo de docentes, coincide con nuestra visión de que los maestros y maestras son la columna vertebral del sistema educativo. Como bien ha expresado, “los maestros constituyen un gran factor de cambio, un motor para la transformación y evolución educativa en Yucatán, una transformación dirigida a tener la educación de calidad que merecen todos los alumnos de Yucatán, sin importar si estudian en la ciudad, si estudian en el campo, si estudian en una zona urbana o si estudian en una comunidad rural”. Efectivamente, el maestro es crucial en el proceso de enseñanza y aprendizaje porque de ellos depende, en gran medida, que hagamos efectiva una educación de calidad.

En Yucatán, la reforma educativa va por buen camino y mantendrá el ritmo. Con el nuevo esquema de colaboración que sostendremos entre el Gobierno Federal y Yucatán será posible superar algunos de los principales retos que los yucatecos enfrentan. Los 1,020 millones de pesos que el estado recibirá mediante el Programa Escuelas al CIEN (Certificados de Infraestructura Escolar Nacional) en los próximos tres años permitirán asegurar que la inmensa mayoría de las escuelas estén en buenas condiciones, para poder garantizar el aprendizaje de los alumnos. Además de que estos recursos servirán para arreglar las escuelas, también ayudarán a expandir los planteles que lo requieran.

El impulso a la equidad y la inclusión nos permitirá asegurar que todos los niños y jóvenes tengan acceso a una educación de calidad que los prepare para la vida y el desarrollo personal. En la gira por Yucatán, pude conocer los Telebachilleratos Comunitarios (TBC) del estado. Esta opción educativa, que opera en aquellas localidades con menos de 2,500 habitantes y que no cuentan con otra opción de bachillerato a cinco kilómetros a la redonda, rompe las barreras para que todos los jóvenes ejerzan su derecho a la educación.

El trabajo articulado también mejorará la pertinencia en educación media superior y superior con lo que lograremos una vinculación más eficaz y eficiente con el sector productivo. De esta forma, esperamos tener más instituciones educativas como el Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Yucatán (CECyTEY), Plantel Conkal, y la Universidad Politécnica de Yucatán. Estas acciones junto con innovadoras medidas como la creación de la Secretaría de Investigación, Innovación y Educación Superior por parte del gobierno del estado contribuirán, de manera decisiva, a posicionar a Yucatán como una gran fuerza en la educación.

La gran civilización maya fue precursora de grandes desarrollos científicos y aportaciones para la humanidad. A los mayas debemos, entre otros importantes hallazgos, la concepción del cero y el cálculo del año bisiesto. Hoy, siglos después del auge de aquella gran cultura, el espíritu de la majestuosa civilización maya sigue vivo en Yucatán. Revivir la grandeza requiere que trabajemos juntos para garantizar mejores condiciones de aprendizaje a los niños y jóvenes y hacer de la educación de calidad el principal mecanismo de desarrollo del país.

La firma de la Declaración de Campeche corrobora la voluntad para que nuestros esfuerzos individuales generen beneficios colectivos. Los estados que integran esta región educativa cuentan con el respaldo del Gobierno Federal para atender las necesidades que enfrentan. Compartiremos avances, buenas prácticas y seguiremos la ruta que nos marcan las siete prioridades. Juntos lograremos construir una educación de calidad que será el cimiento de un México más libre, justo y próspero.