MÉRIDA.- Puesto en libertad, después de que fue detenido por el robo con violencia de $490 mil, el “presunto” asaltante jalisciense Juan Manuel Cubillos Jiménez se “peló” y ayer viernes no se presentó a la audiencia de imputación, ante el asombro de  litigantes y público en general.

 

La fuga de este ladrón se dio gracias a la bendición de la juez de control Suemy del Rosario Lizama Sánchez y al “visto bueno del Nuevo Sistema de Justicia Penal”.

A los ya numerosos absurdos legales de este sistema judicial se sumó este caso, que ayer no dejaba de asombrar a los litigantes y público en general que estuvieron en la audiencia de imputación del delito de robo con violencia, a la que debieron de haber asistido el jalisciense y el yucateco Alexi Iván Rodríguez, pero nada más estuvo el último.

Por cierto, Alexis Iván llegó en silla de ruedas, pues presentaba fractura de tres dedos del pie izquierdo, que, según trascendió, le ocasionaron cuando lo torturaron para que revelara dónde estaba el botín.

Al respecto, se abrió una carpeta de investigación, por los actos de tortura que relataron los detenidos y por la retención de los mismos y que facilitó las cosas para que se declarara ilegal su arresto.

Otra cosa que llamó la atención durante la audiencia de imputación, fue el hecho que la juez Lizama Sánchez decretara como medida cautelar en contra del yuca, “aseguramiento domiciliario”, por ocho meses.

Lo anterior resulta absurdo porque la medida cautelar oficiosa por el delito de robo con violencia es la prisión, aunque el imputado se encuentre lesionado por un supuesto acto de tortura, que posteriormente se tendría que desahogar en forma paralela.

La juez no accedió a que al sujeto en cuestión se le ponga un brazalete o localizador electrónico, en virtud que “esa medida es desproporcional y atenta contra la dignidad humana”.

Lo que se supo del jalisciense es que era ayudante de mecánico y su coacusado era chalán de una llantera.

El 30 de octubre, el señor Juan Diego Chan Cajum retiró 490 mil pesos en efectivo de una sucursal de Bancomer, ubicada sobre la avenida Cámara de Comercio, y los llevaba a depositar a otro banco. Cuando se hallaba en Villas La Hacienda fue despojado del dinero, por medio de la fuerza, ya que recibió un cachazo en la cabeza.