MÉRIDA.- En su afán de mantener un argumento trasnochado y obsoleto para tratar de evitar la designación de los magistrados del Tribunal de lo Contencioso Administrativo del Municipio, el regidor priista José Rivero Mendoza se exhibió como intolerante, pues no se salió de una sola idea, intrascendente, lo que le valió hacer uso de la palabra siete veces, en la sesión de Cabildo.

Eso sí, hay que reconocer que su intolerancia se manifestó de manera educada, pues no alzó la voz ni se mostró prepotente.

A sabiendas de que esta vez les iba a ser imposible evitar la instalación del Tribunal, lo que el PRI evitó a lo largo de seis años, los cinco ediles tricolores trataron de buscar un argumento para cambiar a los propuestos para integrar ese órgano, idea que sólo “defendió” hasta el cansancio José Rivero y tibiamente, con dos intervenciones Alfonso Segui Isaac.

Por momentos, José Rivero se asemejó muchísimo al ex edil Enrique Alfaro, que en cada sesión de Cabildo discutía sin argumentos, más con terquedad que con razonamientos.

Sin embargo, a cada argumento a favor que los ediles expusieron para avalar a los integrantes del Tribunal, José Rivero trató de descalificarlos, sin razón, y volvió una y otra vez a insistir en su idea de usar otro método para elegir a los miembros del Tribunal.

La fallida defensa de sus ideas lo llevó a salirse varias del tema y a mostrarse más intolerante, mientras sus compañeros de bancada lo escuchaban sin decir nada.

De esta manera a esta bancada de cinco tricolores les tocó la mala suerte de que se instalara el Tribunal, pero lo más triste para ellos fue que se exhibieron como intolerante ante algo que no podían evitar.