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MÉRIDA.- En lo que será un nuevo despojo a los meridanos, el oficial mayor de la Comuna Mario Martínez Laviada, con la aprobación del alcalde Renán Barrera Concha, dará en comodato a la agrupación AYERAC, por un período de 10 años, la casona del Cementerio General, que alberga ahora oficinas municipales.
El dirigente de esta “asociación civil” es el antropólogo y amigo del “Chopi”, Lindbergh Herrera Balam, quien es pareja sentimental de la subdirectora de Patrimonio Cultural de la Dirección de Desarrollo Urbano, Laura Sanz Cetina.
El cementerio general se inauguró el 3 de noviembre de 1821 y el primer entierro en X–Coholte se efectuó el martes 6 de noviembre de 1821.
El edificio denominado “La Casona”, antes parte parte de la Hacienda X–Coholte, fue rescatado y remozada debido al fuerte deterioro que presentaba; fue necesario realizar diversas modificaciones estructurales, así como inversión en redes hidráulicas y eléctricas, mismas que permitieron que dicha estructura no pereciera y actualmente el edificio alberga las oficinas administrativas del campo santo.
“La Casona” ha permitido dar una imagen más amigable y cómoda al albergar las oficinas de atención ciudadana, el resguardo de libros históricos y documentación operativa que permite dar una atención eficaz y rápida a la ciudadanía que visita el panteón.
Es extraño y por demás suspicaz que a unos días de terminar esta administración inicien el desalojo de este inmueble.
Resulta muy contradictorio que, tras la pasada declaratoria de Patrimonio Municipal del Cementerio General, se privatice su principal espacio y con este despojo se prive a la ciudadanía de un espacio digno para que los ciudadanos realicen sus trámites y la información que le permite agilizar su visita.