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MÉXICO.- Si crees que andar de besucón es la cosa más simple del mundo, te equivocas. Un beso puede significar todo y es que detrás de él hay una serie de reacciones químicas que te pueden cambiar la vida. Sí, aquí es cuando la ciencia arruina todo pero también tiene su magia; por ejemplo, científicos de la Universidad de Oxford aseguran que la mejor manera de encontrar a nuestra pareja ideal es besuqueando, y es que según su investigación un beso transmite sonidos, sabores, olores y señales táctiles que influyen en el modo en el que percibimos a la otra persona.
El primer beso
A muchos de nosotros nos recibieron en este mundo con un beso y esto fue el primer paso para programar nuestra mente para asociar los besos con sentimientos de calidez, amor y seguridad. Conforme crecemos, un beso puede significar el inicio de una relación romántica o para estrechar lazos con nuestros familiares y amigos.
El primer beso también puede crear un memoria muy vívida. John Bojannon, psicólogo de la Universidad Butler, encontró en un estudio que la mayoría de la gente recuerda con más claridad su primer beso, que su primer encuentro sexual. Y, como seguramente ya te ha pasado, un beso puede significar el inicio de una relación o el término de ésta: especialistas de la Universidad del Estado de Nueva York en Albany encontraron que 59% de los hombres y el 66% de las mujeres puso fin a una posible relación por un mal primer beso.
¿Por qué nos gusta besar?
Nuestros labios son únicos. A diferencia de otras especies los humanos tenemos lo labios expuestos y están llenos de terminales nerviosas que al sentir el roce más delicado envían una cascada de información al cerebro que baila de placer. Los científicos dicen que son nuestra zona erógena más expuesta.
¿Qué pasa cuando besas?
Durante un beso apasionado nuestros vasos sanguíneos se dilatan y la respiración puede hacerse profunda e irregular. El cerebro recibe más oxígeno del normal, el pulso se acelera y los cachetes se ponen rojos. Mientras tú estás metidísimo en lo que estás haciendo, tus sentidos trabajan recolectando información de la otra persona para saber qué hacer.
Mientras los impulsos neuronales viajan entre el cerebro y nuestra lengua, labios, músculos faciales y piel producen muchas señales químicas que alteran cómo nos sentimos.
Cuando existe una química real entre dos personas, un beso puede encender un romance porque se liberan hormonas y neurotransmisores que recorren nuestro cuerpo de arriba a abajo.
Dopamina. Es la hormona relacionada con el placer. La dopamina nos hace sentir un deseo intenso de conectar con la otra persona y es la responsable de que un nuevo romance se convierta en adicción. Esta hormona nos hace sentir la necesidad de estar con la otra persona.
Oxitocina. Es la llamada hormona del amor, causa un enorme sentido de apego y es la causa de que sintamos cercanía con la otra persona. También es la que ayuda a mantener el amor vivo en las relaciones de largo plazo, una vez que ya se te pasó la novedad inicial y la dopamina disminuyó. Esta es una razón importante para seguir besuqueando a tu pareja con el correr de los años.
Serotonina. Es la que te despierta pensamientos obsesivo hacia la otra persona. De hecho los niveles de serotonina en las personas que tienen una nueva relación son muy parecidos a los que tiene la gente con desorden de personalidad Obsesivo-compulsivo.
Adrenalina. Acelera nuestro pulso y reduce el estrés, además es la culpable de que entremos en una especia de éxtasis.
No somos los únicos que besamos
La mayor parte de las sociedades humanas se besa. Charles Darwin, el padre de la biología evolutiva encontró en sus viajes por el mundo comportamientos similares que describe en su libro La expresión de las emociones en el hombre y en los animales. Claro, no todos se besan en la boca, pero hay comportamientos similares, por ejemplo, algunos animales usan lengüeteos, mordisqueos y roce de narices.
Lo que sí nos diferencia es que lo que los humanos buscan inconscientemente al besar a alguien es saber si vale la pena seguir adelante con esa relación.
MOI.-