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MÉRIDA.- Aunque ayer fue sepultado, el alma del niño José Ignacio Poot Yam no descansa en paz, no solo por el problema legal en el que su muerte ha metido a varias autoridades sino también porque ahora su padre, enterado de su trágico fallecimiento, anunció que emprenderá medidas legales contra el Caimede y las personas que llevaron a sus cinco hijos a ese albergue público.
En entrevista durante el velorio del infante de 8 años, en una humilde vivienda de Komchén, comisaría meridana, José Crescencio Poot Chalé, relató que hace aproximadamente un año tuvo problemas con una cuñada que lo acusó de maltratar a su esposa e hijos, lo que derivó en que los menores acabaran recluidos en el Caimede (Centro de Atención Integral al Menor en Desamparo), que está a cargo del DIF Yucatán.
Por lo pronto, los directivos del organismo asistencial ya dijeron que investigarán si hubo alguna responsabilidad de sus empleados en la muerte de José Ignacio, quien murió ahogado el martes por la tarde en el centro cristiano Fuente de Vida, a donde había ido de paseo con un grupo de internos del Caimede, a invitación de una agrupación religiosa que los llevó de visita “como una obra de generosidad”.
El director del DIF Estatal, Limber Sosa Lara, señaló que los cinco hermanos estaban en el albergue porque vivían una situación de violencia familiar y su madre no podía hacerse cargo de ellos.
Por su parte, Poot Chalé señaló que durante todo este tiempo estuvo haciendo gestiones para ver y recuperar a sus hijos, pero en el Caimede nunca se lo permitieron.
Ahora, anunció, emprenderá una lucha legal para rescatar a sus hijos, pues “no quiero que los vayan entregando uno por uno muertos”.
Tras el fallecimiento del pequeño José Ignacio, personal del Caimede se trasladó a su casa la noche del martes para decirle que le permitirían ver a sus hijos, pero cuando llegaron al sitio le informaron que le entregarían el cuerpo del niño de ocho años, porque ese mismo día había muerto, pero no le informaron de las circunstancias. No fue sino hasta el día siguiente cuando se enteró por las noticias que su hijo se había ahogado en una piscina.
En el Caimede permanecen sus otros hijos Asteria (12 años), Luis Antonio (11), Clara (4) y Omar (3).
Relató que el año pasado, luego de un problema con su cuñada Verónica Canché, ésta se llevó a su esposa e hijos a Peto, donde los mantuvo cautivos, pero el hombre logró rescatar a su cónyuge. En venganza, aseguró, su cuñada llevó a los niños al Caimede y dijo que los había rescatado de un entorno de violencia familiar en Komchén.
Tras la entrega del cadáver, el DIF se hizo cargo de los gastos del velorio y del entierro, y también le dijeron que le entregarían a sus hijos con tal de que no denuncie.
Sin embargo, José Crescencio asegura que llegará hasta las últimas consecuencias, porque quiere que se castigue a los que le quitaron a sus hijos y no los dejaron ver durante casi un año.
“¿No se supone que en el Caimede están mejor que con sus familias?”, se pregunta Poot Chalé. “Pues ya vimos que no es así…”.
Formal P.-