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MÉRIDA.- La lucha por la presidencia del Comité Directivo Estatal del PAN representa dos corrientes que son como líneas paralelas que nunca se juntan: Alfredo Rodríguez y Pacheco representa la intolerancia, la cerrazón, la falta de diálogo y la falta de triunfos de él y de su planilla.
Además, tiene incrustados a la “Tía Betty”, experta trapecista y mamadora de la ubre oficial desde hace 18 años, y a Renán Barrera Concha, soberbio que sólo busca la candidatura del PAN al gobierno del estado sin importarle a quien tenga que pisar.
La intolerancia y cerrazón de Alfredo quedó de manifiesto antes de la contienda, ya que se negó a dialogar y acordar y consensar y tuvo que conformarse con aceptar a la “Tía Betty” y a Reni, dos políticos en franca picada que antes se odiaban pero ahora el interés y sus ambiciones personales los unieron de nuevo. De esto hablaremos en nota aparte.
Tal vez, ante lo que parece una inminente derrota, y fiel al estilo panista intolerante, los seguidores de Alfredo han comenzado una guerra sucia contra Raúl Paz Alonzo, quien, según muchos panistas, goza de mucha popularidad y camina al triunfo.
Varios panistas indican que Alfredo nunca ha ganado una elección los cargos que ha tenido fueron pluris. Cuando accedió a una curul en el Senado lo hizo por el triunfo de la “Tía Betty”. Es decir, se ha ido por la fácil. Él representa que los dinos del PAN como Benito Rosel y Patricio Patrón sigan controlando al partido. Además, su cercanía con Ana Rosa Payán es mal vista por muchos.
Por su lado, en una faceta poco conocida Raúl Paz tendió puentes, dialogó y sumó gente para que lo apoyaran en su candidatura, algo que no es común en el PAN, ya que los que han sido las cabezas sólo ponían a sus amigos y decidían todo. El mejor ejemplo de esta “dictadura disfrazada” fue Patricio Patrón Laviada, de mente cerrada y cerebro pequeño.
A Paz lo apoyan líderes reales, panistas trabajadores, que han luchado en campañas y que han ganado elecciones.