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MÉRIDA.- Envalentonado por casi una docena de misiles que había ingerido, Manuel Agustín Barroso Canul se sintió torero y se metió al ruedo donde diestros matadores lidiaban un astado, como parte de la fiesta tradicional de Motul.
Tratando de imitar los movimientos y artes que ejecutaban los toreros profesionales, empezó a retar al toro, que prudentemente lo veía a distancia.
Lo que no sabía era que el burel lo estaba observando para lanzarse sobre el borrachín, de 50 años, a la primera oportunidad.
Nublada su mente por tanto alcohol, Barroso Canul se olvidó por un momento que estaba en Motul y su mente lo trasladó nada más y nada menos que a la monumental plaza de toros Las Ventas de Madrid, la catedral de la fiesta brava.
Sin embargo, su sueño acabó abruptamente cuando vio que el toro rasgó tres veces el suelo y en un rápido movimiento se lanzó sobre el ebrio sujeto, que ni tiempo tuvo de ponerse a resguardo y el astado lo alzó como a un guiñapo.
Los diestros matadores acudieron en su auxilio y llamaron la atención del toro mientras Manuel Agustín y su sueño de ser torero eran sacados de emergencia.
Inicialmente se le trasladó a la clínica del IMSS en Motul, pero a causa de la naturaleza de sus heridas fue trasladado al hospital O’Horán en Mérida, donde se le diagnosticó herida cortante de 10 centímetro en la pierna.