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MÉXICO.- Esta semana decenas de personas comparecían ante un tribunal de Estados Unidos para declarar contra el doctor Farid Fata. Llegaban temblorosas, apoyadas en bastones, algunos con las articulaciones vendadas, y casi todas exhaustas por el desgaste físico y psicológico propio de años de quimioterapia.
Allí revelaron una verdad terrorífica: su oncólogo les había mentido, nunca tuvieron cáncer.
Es fácil adivinar su sufrimiento. Cuando una persona es diagnosticada de cáncer, sabe que se enfrenta a una enfermedad que carga con el estigma de ser una de las principales causas de mortalidad del mundo.
Lo otro es someterse a un tratamiento agotador con numerosos efectos secundarios.
Bien, pues al menos 553 personas se sometieron a ese doble sufrimiento sin padecer la enfermedad, según consta en la querella criminal presentada por el FBI contra Fata.
La fiscalía pide para él 175 años de cárcel, aunque sus abogados quieren que esta cifra se rebaje hasta 25.
Durante la vista oral dedicada las víctimas, que se celebró esta semana, Fata se hallaba sentado a tres metros de ellas.
Impertérrito, escuchaba de su propia voz el relato de sus padecimientos.
“Aunque no estoy muerta, soy una sombra de lo que era… Hay días en que no puedo ni permanecer en pie”, dijo Maggie Dorsey, una de las afectadas.
“Estoy furiosa”, relata Mónica Flagg a la cadena CBS. “No puedo creer que un médico haya traicionado de esa forma a tanta gente. No puedo creer lo que hizo”.
El FBI sostiene que el doctor Fata no sólo diagnosticó y trató falsos casos de cáncer, sino que suministraba caros y agresivos tratamientos a pacientes que estaban en las últimas fases de la enfermedad y no tenían posibilidades de sobrevivir.
“Farid Fata, te odio”, dijo Laura Stedfeld elevando la voz hacia el médico. “Eres repugnante. Eres un monstruo… Evidentemente, eres un cobarde ya que ni puedes mirarme. Envenenaste, torturaste y mataste a mi papá”.
Algunos de los expertos que declararon ante el juez Paul D. Borman, del tribunal de Detroit, describieron que el doctor Fata suministró una sustancia llamada rituximab que se aplica un máximo de ocho veces en linfomas agresivos.
Fata se lo administró a un paciente hasta 94 veces.
Pero, ¿cuáles eran las motivaciones de Farid fata, al que algunos llaman ya el ‘Doctor Muerte’?
Evidentemente, económicas, según consta en la denuncia de la acusación.
Entre 2007 y 2013, Fata presentó facturas de $225.000.000 dólares a Medicare, el sistema de seguro de salud estatal de Estados Unidos.
Este entramado fraudulento lo distribuía bajo el paraguas de la sociedad Michigan Hematology Oncology, que disponía de siete clínicas en el Estado de Michigan.
La quimioterapia es un tratamiento que permite destruir las células cancerosas que han hecho metástasis o se han propagado por el cuerpo. Se suministra en distinto ciclos de tiempo que van de días a meses.
Pero esta medicación es agresiva y no sólo afecta las células enfermas, sino también a las sanas, por lo que puede causar otros problemas de salud y puede hacer enfermar a personas sin dolencias si recibiesen este tratamiento, como fue el caso de las víctimas del doctor Farid Fata.
Estos efectos secundarios afectan de distinta manera a cada persona, depende de su sensibilidad y estado de salud.
Según la Sociedad Americana Contra el Cáncer, las células normales con mayores probabilidades de ser dañadas por la quimioterapia son las células productoras de sangre en la médula ósea, así como las células de la boca, del tracto digestivo, del sistema reproductor y los folículos del cabello.
Algunos medicamentos de quimioterapia pueden dañar las células del corazón, los riñones, la vejiga, los pulmones y el sistema nervioso.
BBC Mundo.-