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MÉRIDA.- Al descender de un camión, de la ruta 50 Sur, una joven estudiante fue asaltada “descaradamente” por vándalos en pleno centro de Mérida.
Le quitaron una cadena de oro y el teléfono celular.
El atraco ocurrió en pleno centro meridano, cuando el Sol aún no se ocultaba, en una zona llena de transeúntes.
Sin embargo, lo más preocupante es que los asaltantes no huyeron, sino que se retiraron riendo y caminando sin prisa, al parecer porque lo han hecho otras veces y ya saben que la Policía Municipal de Mérida no vigila bien y que la impunidad brilla en la zona, que se ha convertido en una “bomba de tiempo” para mujeres solas y adolescentes.
Por fortuna, en el caso de esta joven el hurto no quedó impune, pero fue gracias a la intervención de un ciudadano, quien exigió a un agente policíaco detener a los asaltantes.
De hecho, el ciudadano acompaño al policía al sitio donde estaban los malandrines para hacer justicia.
Lo malo fue que solo se detuvo al autor material del hurto, pese a que los otros cuatro jovenzuelos iban con él en el momento del atraco y no hicieron nada por evitarlo, incluso festejaron su acción.
Los hechos ocurrieron este lunes cerca de las 7 de la noche, cuando una joven estudiante descendió de un camión en las inmediaciones de la calle 67 entre 60 y 62.
Al descender, los sujetos se acercaron, la rodearon, le quitaron el celular y una cadena de oro.
No corrieron, sino que se fueron tranquilamente riendo y comentando su hazaña.
Ella, aun presa de miedo, decidió seguirlos de lejos, pero no halló a ningún policía Municipal para pedir ayuda.
Luego, se encontró a un hombre que le inspiró confianza y le contó lo que le había pasado, indicándole que los asaltantes eran los que iban caminando más adelante.
El ciudadano entonces buscó a un policía del Ayuntamiento de Mérida y al hallarlo le dijo lo sucedido, obligándolo a seguir a los sujetos, quienes al ver la acción se introdujeron a la terminal de Autoprogreso.
Entonces, el agente pidió refuerzos e interceptaron a los vándalos, quienes cobardemente negaron todo, pero como la valiente joven los señaló, no tuvieron más que “entregar” al responsable, un joven que estaba bajo los efectos del alcohol y las drogas.
El teléfono lo tenía, pero ya había tirado en un macetero el chip para que no fuera rastreado.
Los agentes aceptaron el acuerdo de los vándalos y solo se llevaron a uno.
Formal P.-