MÉRIDA.- Los anfibios y reptiles que habitan en la Península de Yucatán cumplen con una función muy importante porque regulan la sobre población de otros animales y sirven como indicadores para determinar que una zona está o no contaminada, señaló el biólogo Luis Fernando Díaz Gamboa, egresado de la Universidad Autónoma de Yucatán y es administrador de la asociación civil “Red de Conservación de Anfibios y Reptiles en Yucatán”.
El investigador del Departamento de Ecología Tropical del Campus de Ciencias Biológicas de la Uady afirmó que en la península existe 183 especies de anfibios y reptiles, siendo los cocodrilos, las tortugas marinas y terrestres, las ranas, sapos, salamandras y serpientes los más representativos.
Manifestó que todos estos animales regulan la población de otras especies, en el caso concreto de los cocodrilos se comen a los peces grandes y son indicadores de la salud del ecosistema, porque no pueden vivir en un hábitat contaminado.
Los reptiles son indicadores de la salud del hábitat y para que se crezcan y se reproduzcan tienen que existir las condiciones idóneas de acuerdo a la características de cada especie, detalló.
De igual forma, las tortugas son controladores de insectos, las marinas en especial devoran invertebrados acuáticos, como las medusas, por lo que también tienen un gran valor en el medio ambiente.
El entrevistado declaró que en la Península de Yucatán existe una especie de tortuga endémica llamada, “de caja amarilla”, la cual habita únicamente en esta región y está en peligro de extinción, porque en alguna comunidades se las comen sin saber que está en riesgo de desaparecer y también porque se está deforestando su hábitat.
Con respecto a las serpientes, Díaz Gamboa declaró que en el estado existen 47 especies, de las cuales solo cinco son mortales porque tienen un veneno muy potente y son: la víbora de cascabel, la coralillo, la nauyaca real, la nauyaca de Yucatán, la cantil.
Sin embargo, pese al temor histórico del ser humano sobre estos animales las culebras controlan poblaciones de aves, de insectos, y de sí mismas porque algunas se alimentan de otras serpientes.
Todas las culebras, incluidas las cinco venenosas, cumplen un rol ecológico, porque si las llegáramos a remover, tendríamos un incremento de otros animales, por ejemplo, en un campo de cultivo si no hubieran serpientes habría muchos roedores, finalizó.