TorresMÉRIDA.- Poner la iglesia en manos de Lutero. Eso fue lo que hizo Mauricio Vila Dosal al nombrar como su estratega a Roger Torres Peniche, un político en franca decadencia, sin equipo y sin nadie que lo siga. Las consecuencias ya están a la vista de todos y con escenario malo para los panistas.
Cuando la noche empezó a caer en el bunker panista, ni tardo ni perezoso, Torres Peniche comenzó a inventar mentiras, calumnias y utilizó a algunos incautos, que trataban de conseguir un lugar para mantener su trabajo en la Comuna, para espiar a algunas personas.
Como este truco dio muy pocos resultados, es decir no obtuvo lo que quería, Torres Peniche tuvo que inventar y mentir para “colar” supuestas cosas, las cuales tardaron más en publicarse que en desfondarse por falta de veracidad.
Incluso llegó a decir en juntas que tenía conversaciones de whatsApp de una persona vinculada con Alberto del Río Leal, lo que es una gran mentira que le vendió como verdad a los incautos directores de campaña de Vila.
Torres Peniche tiene detrás de su persona una sombra que lo persigue: la traición, ya que se dice que dos elecciones de 2012 las perdió “en extrañas circunstancias” cuando parecían ganadas: Motul e Izamal. Además, en 2001 dejó al PRI y se fue al PAN, cuando todavía le quedaba algo de habilidad política.
Hoy, 14 años después, este ilustre personaje que se hizo famoso cuando compraba voluntades y credenciales para el PRI, en la época en que no existía el IFE, tiene casi nada que ofrecer: “sólo engaña tontos, dicen algunos panistas”. En el PAN muy contados lo aceptan y no tiene una estructura electoral ni nada por el estilo. Sólo lo sigue su sombra, y eso porque no puede dejar de seguirlo.
El domingo se sabrá la historia completa: ¿a quién culparán los panistas si gana Nerio Torres Arcila? Como es sabido, si gana Vila todos, incluido Roger Torres, se sentirán padres de la victoria.
Lo que sí es seguro es que uno de los principales actores de la derrota vilista será Torres Peniche.