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MÉXICO.- Durante los cambios de lado en su Semifinal del Roland Garros, una enferma Serena Williams caminaba despacio hacia su silla, en donde parecía que no podía ni sentarse.
Con una temperatura cercana a los 30 grados celsius, el día más caluroso del torneo, la estadounidense se colocaba toallas repletas de hielo contra la frente y cuello, mientras tomaba agua.
Al inicio del partido, su juego era tan malo como su salud. No iba tras pelotas por las que normalmente correría. Y lo que más la delataba: Incluso cuando ganaba puntos, Williams se abstenía de sus gestos con el puño y sus conocidos gritos de “¡Vamos!”.
Pero nunca se le puede dar por derrotada, sin importar las circunstancias. Abajo un set y un quiebre, y claramente lejos de su mejor nivel físico, Williams se las ingenió para alcanzar la Final tras derrotar a la suiza Timea Bacsinszky por 4-6, 6-3, 6-0.
Tras perder su servicio y quedar abajo 2-3 en el segundo set, Williams se llevó los últimos 10 games.
El entrenador de Williams, Patrick Mouratoglou, dijo que la número uno del mundo ha batallado durante días con el resfriado, que incluye fiebre y congestión en el pecho “que le dificulta respirar”.
A un triunfo de un tercer título de Roland Garros y su vigésimo de Grand Slam, Williams se medirá a la 13ra preclasificada, la checa Lucie Safarova, este sábado en la Final.
AP.-