17

MÉRIDA.- Por si no bastara con las muertes de buzos por descompresión, la actividad relacionada con la pesca de pepino de mar estuvo a punto de ocasionar otra tragedia, pero ahora en un sanconchadero ilegal, donde se registró una explosión por acumulación de gases.
El caso ocurrió en el puerto de Dzilam Bravo, donde pepineros de Celestún prendieron fuego en una bodega abandonada, cerca del puerto de abrigo, con el propósito de sancochar pepino de mar.
En ese local, ubicado a espaldas de la congeladora Hul-Kin, funcionaba una fábrica de hielo, por lo cual las paredes son de poliuretano.
Al encender fuego, fueron desprendiendo gases que se acumularon porque los pepineros, al tratarse de un sancochadero ilegal, mantenían todo cerrado.
La explosión generó un incendio que fue controlado a tiempo por agentes de la Policía Municipal, que llegaron al lugar alertados por los vecinos que se asustaron mucho al escuchar la detonación y ver llamas y humo.
De hecho, varios de los vecinos se sumaron al combate del fuego lanzando cubetazos de agua.
Muchos de ellos, molestos por lo que había pasado, se preguntaban dónde estaban las autoridades de la Comisión Nacional de Pesca y Acuacultura (Conapesca) y de Protección Civil Estatal para verificar el lugar, que además de ser clandestino labora sin medidas de seguridad.
Informaron que hace varios años en ese mismo edificio murió Jesús Ignacio Baeza debido a una explosión, que ocurrió cuando varios sujetos que pretendían sacar miel prendieron fuego en las paredes.
Según los vecinos, ese lugar pertenece a una persona de Progreso ya fallecida, y ahora la propiedad está invadida por pepineros de Celestún.