UNAM / MÉXICO D.F.- Que pintores, fotógrafos y escultores sepan manejar los desechos de su labor creativa es relevante tanto por seguridad como por razones ecológicas, establecieron expertos reunidos en la Facultad de Artes y Diseño (FAD) de la UNAM para impartir la charla Manejo de residuos peligrosos en las artes plásticas.
Con el fin de determinar el tipo de desperdicios y las cantidades generadas por estas actividades, así como para emitir recomendaciones, integrantes del Programa Universitario del Medio Ambiente (PUMA) realizaron observaciones en distintas instalaciones de la entidad universitaria. Los resultados serán dados a conocer en breve.
Como adelanto, Mireya Ímaz Gispert, coordinadora de la iniciativa medioambiental, detalló que se registraron restantes tóxicos, inflamables, ácidos o corrosivos en estopas, lienzos, textiles, frascos, sobres y contenedores.
Por ello, a partir de marzo y hasta septiembre, se capacitará a los responsables de los diferentes talleres de la FAD en el manejo de materiales, se impulsará un registro de adquisición de sustancias y se fomentará el uso de equipo y ropa de protección como lentes, botas, guantes, pantallas y mascarillas.
Además, se creará conciencia sobre algunas medidas básicas como no mezclar remanentes ni arrojarlos al drenaje, así como identificar y registrar en bitácoras los restos generados, envasar por separado, etiquetar, contar con un almacén temporal y disponer de los desechos mediante campañas autorizadas por la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
A la fecha, el PUMA ha evaluado 48 entidades en CU, siete en el campus Morelos, seis en Juriquilla, cinco en colegios de Ciencias y Humanidades, 19 en planteles del Sistema Incorporado y nueve en escuelas del Instituto Nacional de Bellas Artes.
Alfredo Martínez Pérez, del Centro Nacional de las Artes (Cenart), aseguró que existe la noción de que las creaciones electrónicas y digitales, por su carácter virtual, no originan sobrantes. No obstante, la tecnología, al ser desechada, representa una amenaza, pues libera al ambiente componentes nocivos como plomo, níquel y cadmio.
A nivel global, se producen 50 millones de toneladas métricas de basura electrónica al año México aporta 941 mil, según el INEGI y se prevé que la cifra aumente 33 por ciento en un bienio.