VIS / CIUDAD DEL VATICANO.- La Pontificia Academia de Ciencias Sociales, presidida por Margaret Archer, ha celebrado su sesión plenaria dedicada esta vez a la trata de personas. El Papa recibió esta mañana en audiencia a los miembros de esa institución y les dio las gracias por su labor para profundizar en el conocimiento de las nuevas formas de esclavitud y erradicar el tráfico de seres humanos, recordando que entre las personas afectadas por esta plaga están también los que sufren a causa del trabajo forzoso, de la prostitución, del comercio de órganos y de la droga.
“San Pedro Claver, en un momento histórico en el que la esclavitud era generalizada y socialmente aceptada, por desgracia -y sorprendentemente- incluso en el mundo cristiano, porque era un gran negocio -señaló Francisco- sintiéndose interpelado por las palabras del Señor, se consagró a ser ‘un esclavo de los esclavos’. Y muchos otros santos y santas, como San Juan de Mata, combatieron la esclavitud, siguiendo el mandato de Pablo:’Ya no siervo o sierva, sino hermano y hermana en Cristo’.
“Sabemos que la abolición de la esclavitud como estructura social histórica es consecuencia directa del mensaje de libertad que trajo al mundo Cristo con su plenitud de gracia, verdad y amor, con su programa de las Bienaventuranzas -prosiguió- La toma de conciencia gradual de este mensaje en el curso de la historia es obra del Espíritu de Cristo y de sus dones en los que participan sus santos y tantos hombres y mujeres de buena voluntad que no se identifican con una fe religiosa, pero que se comprometen para mejorar la condición humana.
“Por desgracia, en un sistema económico mundial dominado por el lucro, se han desarrollado nuevas formas de esclavitud en algunos aspectos peores y más inhumanas que las del pasado -denunció el Pontífice- Hoy, todavía más, siguiendo el mensaje de la redención del Señor, estamos llamados a denunciarlas y combatirlas.
“En primer lugar, tenemos que hacer que se tome más conciencia de este nuevo mal que, en el mundo globalizado, se desea ocultar porque es escandaloso y ‘políticamente incorrecto’. A nadie le gusta admitir que en su ciudad, en su barrio, en su región o nación, hay nuevas formas de esclavitud, aunque sabemos que esta plaga afecta a casi todos los países.
“Debemos denunciar este terrible flagelo en toda su gravedad. Ya el Papa Benedicto XVI condenó rotundamente cualquier violación de la igual dignidad de los seres humanos y, por mi parte, he declarado varias veces que estas nuevas formas de esclavitud -la trata de personas, el trabajo forzado, la prostitución, el tráfico de órganos- ‘son delitos muy graves, una herida en el cuerpo de la humanidad contemporánea'”.
Francisco lanzó al final un llamamiento a la toma de conciencia de toda la sociedad, “especialmente por lo que se refiere a la legislación nacional e internacional, con el fin de entregar a los traficantes a la justicia y emplear sus injustas ganancias en la rehabilitación de las víctimas. Habría que encontrar los mecanismos más adecuados para penalizar a los que son cómplices de este mercado inhumano. Estamos llamados a mejorar las formas de rescate e inclusión social de las víctimas, también mediante la actualización de las normas en materia de asilo. Las autoridades civiles deben ser más conscientes de la gravedad de esta tragedia, que constituye una regresión de la humanidad”.