MÉXICO.- El sacerdote Francisco Javier Gutiérrez Díaz, de 60 años, que desarrollaba su ministerio en el municipio de Salvatierra, Guanajuato, fue asesinado de manera violenta el lunes pasado.
Fue hasta este miércoles que se confirmó el caso, cuando el cuerpo sin vida de quien perteneció a la Confraternidad de los Operarios del Reino de Cristo fue localizado la noche del martes en un camino rural de Salvatierra, después de haber desaparecido el lunes.
La primera hipótesis indica que el presbítero fue víctima de un asalto, porque al parecer llevaba dinero, aunque el disparo de arma de fuego que recibió en la cabeza pudiera sugerir que fue ejecutado por otro motivo.
No encuentro palabras para expresar mi dolor por la muerte del amigo y del hermano, al cual le truncaron el mal y el odio, su vida. Es un desgarrón cruel que hiere el alma de su familia, de sus amigos, de una comunidad que valora y ama al sacerdote y de sus Hermanos Operarios del Reino de Cristo. Es una víctima más de la violencia que vive nuestro país. Oremos por el descanso de su alma”, expresó el padre Prisciliano Hernández, uno de sus amigos.
Gutiérrez Díaz era originario de Arandas, Jalisco, y fue ordenado sacerdote hace casi 30 años por el hoy arzobispo de Morelia, el cardenal Alberto Suárez Inda, el 8 de enero de 1986.
Al parecer viajaba solo y se dirigía de Salvatierra a Acámbaro, cuando fue interceptado por sus asesinos, aparentemente para robarlo.
Era ministro de la Parroquia del Santo Rosario (Capuchinas) en Salvatierra, lugar donde su confraternidad posee una casa de formación de religiosos.
En el momento de la tragedia, el sacerdote llevaba aparentemente el dinero para la compra de un terreno de la Confraternidad de los Operarios del Reino de Cristo cerca de Acámbaro.
El cardenal Suárez Inda –a cuya circunscripción eclesiástica pertenece Salvatierra– expresó su profundo pesar por el asesinato del sacerdote y anunció que este jueves se celebrarían en la parroquia de San José, en Arandas, los funerales del sacerdote.
El cardenal envió sus condolencias “a todos los miembros de la Confraternidad, a sus familiares, a la comunidad parroquial (Nuestra Señora del Rosario) a la que servía con dedicación apostólica.
“Pedimos al Señor le conceda el premio a sus trabajos y perdone a quienes causaron este grave crimen”, concluyó el arzobispo en un comunicado.
Con el mayor número de asesinatos de sacerdotes católicos el año pasado, “México es el país latinoamericano más peligroso para ejercer el ministerio sacerdotal”, se mencionó en diciembre pasado en el reporte titulado “El riesgo de ser sacerdote en México”, elaborado por la unidad de investigación del Centro Católico Multimedial (CCM).
EXCELSIOR.-